Cuando el conde Von Schlieffen trazaba las líneas de su plan militar para Alemania en 1905, era muy consciente de que en la próxima guerra europea su nación debería luchar en dos frentes separados por miles de kilómetros, contra los franceses en el oeste y los rusos en el este. A pesar de tener que librar este tipo de guerra, tanto Schlieffen como los altos mandos militares posteriores confiaban en que esto no supusiera un gran problema. Debido al tamaño del Imperio Ruso y de la debilidad de su sistema ferroviario, su movilización sería lenta, dándoles el tiempo suficiente para derrotar a los franceses y luego enviar a sus tropas rápidamente hacia el este gracias a su excelente sistema de comunicaciones para enfrentarse a los ejércitos rusos. También se esperaba que su aliado, Austria-Hungría enviara tropas para combatir a los rusos.
Archivos Mensuales: agosto 2014
Vive l’ Angleterre! La Batalla de Mons.
Aun sabiendo que la violación del territorio neutral de Bélgica supondría la más que segura entrada de Gran Bretaña en la guerra, los alemanes no contaban con que estos respondieran rápidamente, y creían que no tendrían que vérselas con ellos de inmediato. Por esto, fue una total sorpresa para el ejército de Von Kluck encontrarse con la Fuerza Expedicionaria Británica en la región de Mons el 23 de agosto. Gran Bretaña marchaba a la guerra sin un plan de batalla establecido, como el Plan Schlieffen o el Plan XVII. Su papel inicial era el de apoyar al ejército francés en su izquierda con su pequeño pero profesional ejercito.
Desastre en la Frontera. El Fracaso del Plan XVII.
Entre el 20 y el 24 de agosto de 1914 se libraron los principales enfrentamientos entre el ejército alemán y el ejército francés, con el apoyo de la fuerza expedicionaria británica (BEF en sus siglas en inglés). Fueron un conjunto de batallas libradas en las fronteras de Francia, que han pasado a la historia con el nombre de Batallas de las Fronteras. Sir Henry Wilson, segundo al mando de la BEF, escribía el 21 de agosto en su diario “Es un pensamiento glorioso y horrible el de que, antes de que termine la semana, se habrá librado la batalla más grande que haya conocido la humanidad”. En realidad cuando el general escribió estas palabras la batalla ya había comenzado, y el ejército francés luchaba duramente en Lorena, las Ardenas y en Charleroi, pero los británicos aún no entrarían en acción hasta dos días después, el 23 de agosto en Mons.
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La Hora del Élan; los Franceses Atacan.
Durante la primera semana de agosto, mientras el flanco derecho alemán se internaba en territorio belga y se disponía a rendir las fortificaciones de Lieja, punto clave en su ruta de invasión; en Francia, el general Joseph Joffre, comandante en jefe del ejército francés, y su estado mayor, consideraban que este movimiento por Bélgica era una simple distracción, a pesar de que algunos informes avisaban de la presencia de casi un millón de soldados alemanes. Joffre estaba dispuesto a ejecutar el Plan XVII, que consistía en atacar a los alemanes para intentar recuperar las provincias perdidas de Alsacia y Lorena, así como atacar en otros puntos de la frontera. Durante las dos semanas comprendidas entre el 7 y el 23 de agosto se librarían una serie de batallas que se conocen como las Batallas de las Fronteras. Estas son la batalla de Mulhouse que se libró del 7 al 10 de agosto, la de Lorena entre el 14 y el 25 de agosto, y las batallas de las Ardenas, Charleroi y Mons libradas el 21 y el 23 de agosto respectivamente.
Los Belgas Resisten. La Batalla de Lieja.
La invasión de Bélgica por parte de Alemania marco el inicio de las hostilidades en el frente occidental. El paso por Bélgica era fundamental para llevar a cabo el plan militar alemán, el Plan Schlieffen. Este requería que el flanco derecho alemán, el más fuertemente armado, atravesara Bélgica en pocos días sorprendiendo a los franceses, rodearles por su flanco, y luego virar hacia el sur para amenazar Paris y cortar las líneas de suministro del resto del ejército francés, forzándoles así a una rápida rendición y poder mandar a sus tropas hacia el este para apoyar a sus aliados austrohúngaros y luchar contra los rusos.
La Persecución del Goeben y el Breslau.
El desarrollo naval fue un aspecto clave durante la carrera armamentística previa a la Gran Guerra, construyendo nuevos tipos de buques con los últimos avances tecnológicos o aumentando el tamaño de las flotas. Dos fueron los principales protagonistas en esta carrera, la Royal Navy (Marina Real Británica) y la Kaiserliche Marine (Marina Imperial Alemana). Los primeros querían seguir manteniendo su poder sobre todos los mares, mientras que los segundos querían convertir a Alemania en una potencia mundial y un imperio colonial, para lo cual era fundamental la construcción de una gran fuerza naval.
Movilización ¡A las Armas!
El mes de agosto de 1914 fue quizás el más ajetreado y decisivo de toda la guerra. Durante los 31 días de agosto todas las potencias movilizaron a sus tropas y se enfrentaron en el campo de batalla, durante una fase de la guerra que se conoce como Guerra de Movimientos. Al finalizar el mes, y tras haber fracasado todos los planes militares para acabar rápidamente con el enemigo y con la guerra en el frente occidental, las potencias comenzarían una carrera hacia el mar para fortificarse y evitar ser flanqueados, comenzando así la temida Guerra de Trincheras.