Tras el estancamiento del frente en el Aisne, tanto uno como otro bando pusieron sus vistas hacia el norte, en un intento de flanquear al enemigo y acabar de una vez con la guerra. La BEF, junto con tropas francesas y los regimientos belgas que escaparon del sitio de Amberes ocuparon una estrecha franja de Bélgica, en la zona de Flandes, alrededor de la localidad de Ypres. Los alemanes realizaron una nueva ofensiva en la zona como un último intento de evitar lo inevitable, el estancamiento del frente, el punto muerto. Tanto uno como otro bando fracasaron en sus empeños. Ypres marcó no solo el fin de la Carrera hacia el Mar, sino también la guerra de movimientos. Durante los siguientes cuatro años, cientos de miles de soldados encontrarían la muerte entre el barro de los campos de Flandes.
La Batalla de Yser.

Falkenhayn estaba decidido a llevar a cabo lo que Moltke no había conseguido, flanquear y acabar con los ejércitos aliados. Para ello se preparó una ofensiva en el norte, hacia Bélgica, con un nuevo ejército, el IVº a los órdenes del Duque de Württemberg, junto con el VI ejército del Príncipe Rupprecht. Las fuerzas alemanas por fin habían capturado Amberes, pero los restos del ejército belga que defendían la ciudad consiguieron huir y dirigirse hacia el oeste, a Flandes.
A mediados de octubre, John French había decidido trasladar a la BEF desde el Aisne hacia el norte, en la zona del Canal, para estar más próximos a sus zonas de abastecimiento en Gran Bretaña. Las tropas aliadas en este sector habían sido colocadas bajo el mando del general Foch, que disponía de la BEF, las fuerzas belgas que habían salido de Amberes y un nuevo ejército francés, el VIII, al mando del general Víctor d’Urbal. Joffre temía que este traslado hacia el norte haría más fácil que los ingleses decidieran embarcarse de regreso a su isla si se veían fuertemente atacados, pero French insistió en que así serian abastecidos y reforzados más rápidamente desde sus bases.
De entre los diversos planes que manejaban los aliados, uno se mostró realmente atrevido y a la misma vez alocado. Esperaban que tras la caída de Amberes y la retirada de los restantes regimientos del ejercito belga hacia el oeste, estos consiguieran darse la vuelta para enfrentarse al ejército alemán, manteniéndolos frenados el tiempo suficiente para que ingleses y franceses marcharan al norte y los flanquearan. Pero este plan no pudo llevarse a cabo; el ejército belga estaba reducido y demasiado cansado como para poder entablar combate contra una fuerza superior, y tanto ingleses como franceses llevaron a cabo un lento despliegue de sus fuerzas en Bélgica.
Para el 12 de octubre tres divisiones belgas, unos 50.000 hombres con 300 cañones llegaron a la línea del rio Yser, donde establecieron posiciones en la orilla este. Los alemanes les seguían desde Amberes. El 15 tomaron el puerto de Ostende y el 16 contactaron con los puestos avanzados belgas. Tras dos días de intensos combates estos fueron obligados a replegarse a la otra orilla del rio, en toda la línea, que iba desde la localidad de Nieuport, al norte, hasta Dixmude al sur.
La batalla del Yser se desarrolló paralela a la de Ypres en el sur. El sector principal de la batalla fue el de Dixmude, donde el 20 de octubre llegó un regimiento francés que defendió la localidad tenazmente frente a los insistentes ataques alemanes. Un oficial alemán llegó a escribir “Los franceses han demostrado ser tipos valientes, de la cabeza a los pies”. El 27 de octubre los belgas decidieron abrir las esclusas de los canales en Nieuport, anegando así los márgenes del Yser y asegurando la protección de su flanco izquierdo. Los resultados en el Yser no fueron los esperados por los alemanes, y pasaron a centrarse en las operaciones del sur contra los británicos, donde llevaban combatiendo una semana, esperando obtener mejores resultados y romper la línea enemiga.
La BEF al norte.
Mientras los belgas se posicionaban en el Yser a mediados de octubre, la BEF y unidades franceses marchaban para desplegarse en Flandes. French se mostraba optimista y consideraba que las fuerzas alemanas eran muy débiles en el sector de Ypres, y con sus tres cuerpos podría marchar con rapidez para tomar Brujas y Gante. Pero en realidad en la ruta de la BEF se encontraban más de cinco cuerpos alemanes del IV Ejército.
El Duque de Württemberg mandó a la caballería de Marwitz por delante para evitar que los británicos descubrieran el grueso de su ejército y antes del 14 de octubre entraron en la localidad de Ypres (sería el único momento durante la guerra en la que los alemanes consiguieron poner el pie en la ciudad), para abandonarla rápidamente al día siguiente.
Mientras tanto la BEF seguía marchando hacia el norte, sin conocer el número de fuerzas alemanas que se les oponían. Debían cruzar el rio Lys hacia el norte y luego sus cuerpos virarían hacia el este. El III cuerpo británico de William Pulteney debía cruzar el Lys cerca de Armentieres y luego marchar hacia la localidad de Menin, en el este con el apoyo de la caballería de sir Edmund Allenby en su izquierda. El IV cuerpo de Rawlison debía marchar un poco más hacia el norte y luego girar al este. Este cuerpo se vio reforzado con la llegada desde Inglaterra de la 7º división, que el 14 de octubre llegó a Ypres a la cabeza de toda la BEF tras dos semanas de marchas forzadas.
Al día siguiente la división recibió órdenes de salir de Ypres y avanzar hacia el este, a unos pocos kilómetros de la localidad, donde deberían establecer una línea desde donde pasar a la ofensiva cuando llegara el resto de la BEF. Para el 18 se les ordenó junto con el resto del IV Ejército y la caballería marchar en dirección a Menin, librando pequeños combates con algunas unidades alemanas. Pero el 19, por la mañana, dos pilotos del Real Cuerpo Aéreo (Royal Flying Corps) detectaron el avance de lo que eran enormes columnas de infantería alemana que superaban notablemente a las fuerzas británicas y se dirigían en dirección oeste.

Antes de recibir esta información, French había ordenado a Haig y su I Cuerpo que marcharan en dirección norte hacia Brujas. Pero cuando llegó la información de los pilotos estaba claro que los planes de lanzar una ofensiva quedaban descartados; se dictó una orden urgente para detener el avance de todas las unidades. El IV Cuerpo de Rawlinson debía volver sobre sus pasos y preparar una posición defensiva entre Zandvoorde y Kruiseecke. Mientras tanto Haig debía ocupar el flanco izquierdo, donde enlazaría con las fuerzas belgas y francesas que combatían en Dixmude. El III cuerpo y la caballería se retiraron hacia el sector de Messines.
El Saliente de Ypres.
Al anochecer del día 19 los británicos se posicionaron en una serie de pequeñas colinas que rodeaban hacia el este la localidad de Ypres.

Sin saberlo los británicos, había quedado formado lo que a partir de entonces se conocería durante el resto de la guerra como el Saliente de Ypres, una especie de protuberancia de las líneas aliadas que durante los siguientes cuatro años de guerra sería uno de los sectores más castigados, donde más de 200.000 soldados británicos encontrarían la muerte, entre las trincheras y el barro de Flandes. Cuando unos pocos días antes los británicos bajaban de los trenes y ponían los pies en una tierra preciosa, la de Flandes, que aún no había sufrida los rigores de la guerra, Henry Wilson, segundo al mando de la BEF comentaba que sus soldados no prestaban la atención adecuada a “un país peculiar y pequeño como Bélgica, aunque la mayoría quizá estén enterrados allí antes de cumplir muchos años más”.
Al amanecer del día 20 de octubre los civiles abandonaban apresuradamente sus casas dejando atrás las posiciones británicas. A las pocas horas llegaron los primeros asaltos alemanes contra la 7º división británica, mientras sus comandantes gritaban “¡Devuelvan al mar a esa chusma mentirosa!”.
La Primera Batalla de Ypres, el último intento de sobrepasar al enemigo, el coletazo final de la fase de movimientos y que marcaría el inicio del estancamiento y de la guerra de trincheras había comenzado.