Durante la última semana de febrero de 1916, los empujes del V Ejército alemán hacia Verdún se fueron debilitando ante el número de bajas sufridas y la ausencia total de reservas. El comandante del ejército, el príncipe Guillermo, llegaría a escribir más tarde que a pesar de haber conseguido romper la resistencia francesa, y de tener la ciudad a pocos kilómetros, la ausencia de reservas, y el cansancio de sus hombres, hizo imposible conquistar el objetivo.
Los hombres del V Ejercito se habían batido incesantemente durante más de 5 días sin haber podido parar apenas para descansar. Los informes de la inteligencia alemana informaban del gran número de bajas que los franceses estaban sufriendo, pero ignoraban o desdramatizaban el cada vez más creciente número de sus propias bajas. La situación de los franceses era igualmente angustiosa, a pesar de haber superado el desconcierto inicial.