Desde la caída de Varsovia y la conocida como Gran Retirada rusa a finales del verano de 1915, no se realizaron grandes acciones en el frente oriental entre alemanes, austrohúngaros y rusos. De hecho, el alto mando alemán consideraba que los rusos habían quedado prácticamente derrotados tras el número de prisioneros y bajas sufridas el verano anterior, creían que los rusos eran incapaces de llevar a cabo ninguna ofensiva. Tal era su confianza, que Erich von Falkenhayn decidió trasladar hombres y armamento del frente oriental al occidental durante el invierno de 1916. El jefe del estado mayor austrohúngaro, el conde Conrad von Hötzendorf, también se vio lo suficientemente confiado como para trasladar grandes contingentes de tropas al frente alpino, para proseguir con los ataques contra los italianos.