La Venganza Cumplida: La Campaña de Serbia de 1915

  A pesar de que Serbia se encontraba en el epicentro de todos los caminos que llevaron al estallido de la Primera Guerra Mundial, y a su aparente situación de debilidad frente a sus enemigos austrohúngaros, durante más de un año, el pequeño pero aguerrido ejército serbio, con la experiencia obtenida durante las guerras de los Balcanes, había conseguido mantenerse firme frente a los ejércitos austriacos y les había obligado a replegarse frente a los repetidos intentos de invasión de su país. A mediados de 1915 Serbia mantenía el control sobre todo su territorio nacional.

  Mientras que durante 1914, Alemania no había mostrado su apoyo para aniquilar a Serbia, estando más centrado en derrotar a los franceses y por contener a los rusos en el frente oriental, la situación comenzó a cambiar a lo largo de 1915. Diversos factores hicieron cambiar la opinión del alto mando alemán sobre el interés de ocupar Serbia de una vez por todas.

  La entrada en la guerra del Imperio Otomano, y la lucha que estos llevaban a cabo contra los aliados en Galípoli obligaban a las potencias centrales a establecer una comunicación directa con sus aliados, que se encontraba aislado; con la invasión de Serbia las potencias centrales podrían atraer a su lado al reino de Bulgaria, pudiendo así enviar ayuda a su aliado turco. A esto debe sumarse el temor del alto mando alemán de una posible entrada en la guerra del lado de la Triple Entente de Grecia y Rumania, abriendo un nuevo frente en los Balcanes que amenazara a sus aliados austrohúngaros. La invasión de Serbia debía de conseguirse de una vez por todas.

Una Nueva Campaña.

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La situación de Serbia.

  Durante los primeros meses de 1915, el jefe del estado mayor alemán, Erich von Falkenhayn, insistió en varias ocasiones a su homologo austriaco, el conde Conrad von Hötzendorf, de la necesidad de invadir y ocupar definitivamente Serbia para establecer comunicación con sus aliados turcos. Pero von Hötzendorf, a pesar de la humillación que el ejército serbio había causado a las fuerzas de invasión austrohúngaras, consideraba en ese momento que lo más importante era acabar con la amenaza de las fuerzas rusas. Además, la entrada de Italia en la guerra a finales de mayo obligaba a los austrohúngaros a combatir en dos frentes, dejándoles con las manos atadas. Si Alemania quería invadir Serbia, la mayor parte del peso de la campaña debería recaer sobre sus hombros.

  El 6 septiembre las potencias centrales consiguieron firmar un tratado de alianza con Bulgaria, que entraría en la guerra a cambio de ganancias territoriales en Serbia y Macedonia. Esto supuso un gran aliciente para la campaña que debía lanzarse, mientras que los alemanes y austrohúngaros atacarían desde el norte, los ejércitos búlgaros podrían penetrar en Serbia desde el este y aplastar al ejército serbio.

  A pesar de que a finales de septiembre los aliados lanzaron una potente ofensiva en la región de Champagne, que hacía necesario el envió de refuerzos al frente occidental, Falkenhayn estaba completamente decidido a lanzar la ofensiva en Serbia.

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August von Mackensen.

  Al mando de la operación se designó al general alemán August von Mackensen, que había mostrado una gran tenacidad contra los rusos en las batallas de Tannenberg y Gumbinnen de 1914 y en la ofensiva de Gorlice-Tarnow de 1915. El peso de la operación recaería sobre los alemanes, puesto que los austrohúngaros no podían aportar un gran número de hombres debido a la necesidad de refuerzos del frente italiano. Bajo las órdenes de Mackensen se encontraban el recién movilizado 11º Ejército alemán de von Gallwitz y el 3º Ejército austriaco del general Kövess. Ambos ejércitos atacarían de manera coordinada desde el norte, cruzando los ríos Sava y Danubio y dirigirse rápidamente hacia la capital serbia, Belgrado, mientras que los ejércitos búlgaros atacarían simultáneamente desde el este para acorralar a los ejércitos serbios. El 1º Ejército búlgaro del general Boyadshiev debía dirigirse hacia el norte, para rodear entre ellos y los alemanes al ejército serbio, mientras que el 2º Ejército del general Todorov se dirigiría hacia el sur, cerrando la retirada serbia y evitar un posible ataque aliado desde Grecia en ayuda de los serbios.

El derrumbamiento de Serbia.

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Mapa de la campaña.

  La ofensiva comenzó el 6 de octubre, cuando los primeros soldados alemanes y austro-húngaros comenzaron el cruce de los ríos amparados por el potente fuego de su artillería pesada. Tras los ríos se encontraron con un terreno realmente difícil, muy abrupto y con densos bosques, donde los serbios habían conseguido frenar el año anterior las acometidas del imperio austrohúngaro. Pero en esta ocasión el desgaste producido por las campañas de 1914 había debilitado a los serbios, que aun mostrando nuevamente una gran tenacidad, se vieron obligados a replegarse ante la acometida de las potencias centrales. El 9 de octubre las tropas alemanes entraban en la capital, Belgrado.

  El 11 de octubre el gobierno búlgaro le declaró definitivamente la guerra a Serbia y sus ejércitos comenzaron a avanzar desde el este. El debilitado ejército serbio debía de combatir ahora en dos frentes. El gobierno serbio solicitó ayuda a Grecia, en virtud de la alianza firmada en 1913 en el que se ayudarían en caso de guerra; pero el gobierno griego, dividido entre aliadófilos y germanófilos instó al monarca Constantino a negar la ayuda y declarar la neutralidad. A pesar de esto, los aliados, que contaban en sus planes con la ayuda de Grecia en caso de que se invadiera el territorio serbio, comenzaron a desembarcar un contingente anglo-francés en Salónica con el objetivo de apoyar al ejército Serbio.

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Artilleria serbia.

  Mientras tanto los ejércitos búlgaros seguían internándose en territorio enemigo. Para el 14 de octubre el I Ejército de Boyadzhiev, que marchaba por el flanco norte, se encontró con el II Ejército serbio en el valle del rio Morava, dando comienzo a la ofensiva de Morava en el centro del país, que se prolongaría durante 3 semanas. Finalmente a comienzos de noviembre los serbios se vieron obligados a replegarse en dirección oeste, hacia la región de Kosovo, perdiendo un total de 6000 hombres y un buen número de armas y equipamiento.

  Por su parte, el II Ejercito búlgaro, que debía dirigirse en dirección sur para ocupar Skopje y cortar la retirada del enemigo se encontró el mismo día 14 con los serbios en el rio Vadar, que se veían obligados de nuevo a replegarse. El 21 de octubre los búlgaros capturaban Skopje, cortando la línea de ferrocarril entre esta ciudad y Salónica.

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General en jefe serbio Radomir Putnik.

  A comienzos de noviembre la situación del ejército serbio era caótica, siendo superado en todos los frentes. El general en jefe serbio, Radomir Putnik ordenó una retirada hacia el sur del país, con la esperanza de poder cortar las líneas del 2º ejército búlgaro y llegar a territorio griego. Conjuntamente, la fuerza expedicionaria aliada en Salónica lanzaría una ofensiva hacia el norte con la intención de conseguir contactar con lo que quedaba del ejército serbio, pero ambas acciones se vieron frenadas en seco. Además la conocida como ofensiva de Kosovo, a cuya meseta se había replegado el grueso del ejército serbio, lanzada en 10 de noviembre por los ejércitos alemán y austrohúngaro y el I Ejercito búlgaro, hizo pedazos al ejército serbio, que perdió casi 30.000 hombres. Ya solo quedaba una opción viable para el ejército serbio.

Retirada hacia Albania.

  Atrapados desde el norte, el este y el sur, y con la mayor parte del territorio ocupado, el ejército serbio solo podía retirarse hacia el oeste, hacia Albania. La ruta que soldados y civiles desplazados debían seguir, así como el mismo rey serbio Pedro I, transportado en litera, era realmente difícil, teniendo que atravesar puertos de montañas de más de 2000 metros de altitud y donde ya habían caído las primeras nevadas del invierno.

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El ejercito serbio en retirada hacia Albania.

  Debido a las injerencias del clima, la propagación de algunas enfermedades como el tifus, y el ataque de guerrilleros albaneses, las bajas sufridas por los serbios fueron abundantes. A principios de diciembre, aproximadamente entre 150.000 y 200.000 serbios, la mayoría de ellos soldados, consiguieron llegar a la costa Adriática de Albania. En el puerto de Durazzo, varios buques aliados, mayormente de la flota italiana, acudieron para evacuar a lo que quedaba del ejército serbio y ser enviado a la isla griega de Corfú. La evacuación finalizaría el 10 de febrero. Tras ser reequipados en Corfú los soldados serbios serían enviados a Salónica.

  Por fin, tras más de un año de guerra, el imperio Austrohúngaro había visto cumplida su venganza de invadir Serbia, aunque no hubiera sido posible sin la intervención directa del ejército alemán y la colaboración de los búlgaros.

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Tropas serbias en Corfú. Foto de https://www.flickr.com/photos/30393289@N05

  Tras la pérdida de Serbia los aliados decidieron establecer un frente que protegiera a Grecia de una posible invasión. La fuerza expedicionario aliada, junto con los contingentes serbios, conformarían el llamado Ejercito de Oriente, que establecería una línea de frente desde Albania hasta Tracia, el frente de Macedonia, donde se desarrollaría una nueva guerra de posiciones que perduraría hasta 1918.