Verdún IV: Los Contraataques Franceses

  Tras la conquista del fuerte Vaux, los intentos alemanes por conquistar Souville y los últimos avances sobre Fleury a finales de junio, la ofensiva en Verdún se detuvo drásticamente, los alemanes estaban obligados a transferir más unidades de refuerzos al sector del Somme. Aun así, durante el mes de julio se lanzaron algunos asaltos a pequeña escala con el objetivo de avanzar hacia Verdún.

  Estos asaltos finalizaron sin éxito alguno, tras verse diezmados por los cañones de 75 mm franceses; la artillería alemana, que se vio obligada a transferir un gran número de piezas al Somme, no podía contestar eficazmente a la francesa ni apoyar de manera efectiva a sus unidades. El ataque británico en el Somme, uno de cuyos objetivos principales era aliviar la situación de los franceses en Verdún, había conseguido debilitar las fuerzas alemanas en el sector. Tras el fallido ataque a Souville, el príncipe heredero Guillermo ordenó que cesaran todas las ofensivas y ataques planeados en Verdún. La iniciativa en el sector pasaba ahora a manos francesas.

Nuevos jefes, nuevos planes

  En agosto, el enorme número de bajas sufridas por los alemanes, la gran cantidad de recursos consumidos, y la entrada de Rumania en la guerra, que pilló a los alemanes por sorpresa, llevó al Káiser a la decisión de destituir a Falkenhayn como Jefe del Estado Mayor, siendo sustituido el 29 de agosto por el mariscal Paul von Hindenburg, junto con su mano derecha, el gran estratega Erich Ludendorff, quien elaboró el plan de la gran victoria de Hindenburg sobre los rusos en Tannenberg, al comienzo de la guerra.

  Tanto Hindenburg como Ludendorff descartaron retirarse de cualquier posición conquistada en Verdún, todo el sector formaba parte ahora de la línea defensiva alemana que se extendía por 10 departamentos franceses, pero por otro lado decidieron abandonar todos los “esfuerzos inútiles” que se estaban llevando a cabo en el sector. El objetivo primordial ahora era enviar refuerzos al Somme

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Soldados franceses.

  Según fue disminuyendo la presión alemana en Verdún, Pétain, ahora comandante en jefe del Grupo de Ejércitos Central, estaba decidido a realizar una serie de ofensivas en profundidad en la orilla derecha del Mosa que llevaran a recuperar todo el terreno perdido en los meses anteriores. Pétain comenzó a organizar los planes para dichos ataques y a solicitar a Joffre el envío de nuevos refuerzos. Llegaron nuevas unidades, entre ellas un gran contingente de tropas coloniales, que el general Mangin consideraba excepcionales para la lucha; y sobre todo se amplió enormemente la potencia de fuego de la artillería. Llegaron al frente enormes cañones sobre raíles de 400 mm que podían disparar proyectiles de 900 kg. Los generales Nivelle y Mangin se encargaron de preparar los detalles de la ofensiva.

  Durante los meses de agosto y septiembre el frente se mantuvo bastante tranquilo, salvo pequeños ataques de algunas unidades francesas para mantener la presión sobre los alemanes. Estos por su parte estaban destinando la mayoría de sus refuerzos y suministros al Somme. Este periodo de relativa calma ofreció a los franceses el tiempo suficiente para preparar sus ataques. Mangin elaboró un plan de ataque en dos fases, cuyo objetivo era retomar los fuertes de Douaumont primero, y Vaux después. La mayor parte de los refuerzos franceses, los suministros y las piezas de artillería era enviadas a Verdún, que tenía prioridad sobre el resto de los frentes.

Ofensiva de octubre

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Contraofensiva del 24 de octubre.

  El 24 de octubre se lanzó el primero de los grandes contraataques. Para ello se descargaron durante los 6 días previos más de 800.000 proyectiles de distinto calibre. Un día antes de lanzar el ataque, un gran proyectil de 400 mm impactó sobre el fuerte de Douaumont, consiguiendo abrir una brecha sobre el hormigón y explotando en la enfermería, matando al instante a 60 alemanes. A las 11.40 de la mañana 3 divisiones francesas se lanzaron al asalto, protegidos por un fuego de barrera móvil de artillería que debía evitar que los alemanes alcanzaran sus cañones o se retiraran de sus posiciones, y que se movía unos 100 metros por delante de la infantería. En tan sólo 4 horas unidades de marines franceses y soldados del Regimiento de infantería colonial de Marruecos reconquistaron Douaumont, que había sido parcialmente evacuado por los alemanes tras los numerosos impactos de la artillería francesa, que llegó a desencadenar un importante incendio en su interior. En cambio, en el ala derecha los franceses sufrieron una serie de problemas y de reveses que hicieron imposible la conquista de fort Vaux, aunque algunas unidades consiguieron llegar hasta la esquina sur del mismo.

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Soldados franceses atacando Douaumont.

  Una semana después, el 2 de noviembre, se relanzó el ataque y los franceses lograron recuperar el fuerte de Vaux. Al igual que había ocurrido en Douaumont, los alemanes habían evacuado el fuerte tras sufrir los primeros disparos de las grandes piezas francesas, especialmente un gran proyectil de 400 mm que produjo una gran explosión. Las enormes piezas de artillería trasladas al frente habían cumplido sus objetivos con creces. Nueve meses después del inicio de la batalla los franceses habían conseguido reconquistar las principales posiciones que habían perdido en Verdún. El alto mando francés extrajo una serie de conclusiones del exitoso ataque de artillería, especialmente del uso de las barreras de artillería móviles.

Ofensiva final

  Tras los exitosos ataques de octubre, los franceses emplearon el mes de noviembre en preparar concienzudamente una nueva ofensiva que expulsara definitivamente a los alemanes y ocupar las posiciones del inicio de la batalla. Se llevaron a cabo importantes trabajos de infraestructuras; se necesitaban construir nuevos kilómetros de carreteras y vías en el terreno ganado en octubre, para poder llevar tropas y suministros al frente, así como para adelantar las posiciones de la artillería.

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Ofensiva del 15 de diciembre.

  La última gran ofensiva francesa fue preparada por Nivelle y Mangin para mediados de diciembre. El plan era muy similar al de octubre, con un ataque en dos fases que tendrían objetivos distintos, que sería precedido de nuevo por una descarga de artillería. En esta ocasión el ataque sería realizado por 8 divisiones sobre un frente inicial de 9 km, con otras 2 en reserva, apoyados por barreras móviles de artillería y un bombardeo aéreo. Los objetivos principales eran ocupar las posiciones alemanas que se encontraban en las poblaciones de Vacherauville, Louvemont y Bézonvaux, que habían sido conquistadas por los alemanes durante los ataques iniciales de febrero.

  El 10 de diciembre 767 piezas de artillería de campaña y pesada comenzaron a abrir fuego sobre las posiciones alemanas. Durante los 4 días siguientes se lanzaron unos 750.000 proyectiles de varios calibres. Estaba previsto que el asalto de la infantería se produjera el día 14, pero el mal tiempo obligó a retrasarlo durante un día. Finalmente, el 15 de diciembre, a las 10:00 la infantería salió de sus posiciones, protegidas por 2 barreras móviles de artillería que se movían varios metros por delante. Las divisiones destacadas para el ataque fueron la 126º del general Paul Muteau, la 38º de Guyot de Salins, la 37º de Noël Garnier-Duplessix, y la 133º de Fenelon Passaga. Se mantuvieron en reserva las divisiones 123º, 128º, 21º y 6º.

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Soldados franceses recuperando Douaumont. Dibujo de Henri Georges Jacques Chartier.

  A pesar de las duras condiciones climáticas, y de la tenaz resistencia alemana, mucho más sólida que la demostrada en octubre, los franceses consiguen avanzar y alcanzar con relativa facilidad sus objetivos iniciales y rápidamente comenzaron a avanzar sobre la segunda línea alemana. Al anochecer del día 16 los franceses habían consolidado una nueva línea desde Bézonvaux hasta la cota de Poivre. Durante ese día, y también el 17, los alemanes lanzaron una serie de duros contraataques con la intención de recuperar las posiciones del día 15, pero fueron repelidos por los franceses.

  El 18 de diciembre Mangin informó a sus superiores que todos los objetivos habían sido alcanzados. Se habían capturado más de 11.000 prisioneros alemanes y 115 piezas de artillería. El alto mando francés anunció finalmente el fin de la batalla de Verdún. Aun así, se siguieron lanzando ataques a lo largo de 1917, como el llevado a cabo en agosto para expulsar a los alemanes de las posiciones que aun mantenían en la orilla oeste, como en la cota 304 y en Mort Homme.

Fin de la sangría

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El campo de batalla hoy.

  Verdún fue la batalla más sangrienta librada entre franceses y alemanes, y la segunda más sangrienta de toda la guerra tras la batalla del Somme. La idea inicial de Falkenhayn de desangrar al ejercito francés en Verdún no se había cumplido del todo. Es cierto que los franceses sufrieron un enorme número de bajas, y que el inicio de la batalla supuso para los aliados trastocar todos sus planes para su ofensiva de primavera-verano (recordemos que en la idea original para la ofensiva del Somme debían ser los franceses quienes aportaran en grueso de las tropas), pero los alemanes sufrieron un número de bajas mucho más allá del esperado por el alto mando. La pérdida de hombres y de material fue un duro golpe para el ejército alemán.

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Osario de Douaumont. Foto de Paul Arps.

 Participaron más de dos millones de combatientes de ambos bandos, con un total estimado de 714.000 bajas entre muertos y heridos, que quedarían marcados de por vida, tanto física como psicológicamente. El baile en las cifras de bajas varía notablemente, llegando algunos historiadores de más de un millón de bajas. Los franceses contabilizaron 379.000 bajas, de ellas se estima que en torno a 150.000 fueron muertes, y los alemanes 335.000, entre los cuales habría aproximadamente unos 140.000 muertos. La cifra total de bajas muestra que cada mes que duró la batalla había de media 70.000 bajas.

  En un espacio de apenas 20 km2 se lanzaron más de 60 millones de proyectiles que alterarían para siempre el terreno de la zona, en algunos puntos este se hundió más de 7 metros. Los cráteres de los proyectiles aún son perfectamente visibles hoy en día. Nueve pueblos fueron totalmente arrasados, declarados posteriormente como “Muertos por Francia”.

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