“Las guerras comienzan cuando se desea, pero no terminan cuando se quiere”. Maquiavelo
Cuando llegó el invierno de 1914, se hizo patente en toda Europa que la guerra, esa guerra que en principio acabaría en unas pocas semanas y que ahora engullía a cientos de miles de hombres, se prolongaría mucho más allá de lo esperado.