La Tregua de Navidad

Las guerras comienzan cuando se desea, pero no terminan cuando se quiere”. Maquiavelo

  Cuando llegó el invierno de 1914, se hizo patente en toda Europa que la guerra, esa guerra que en principio acabaría en unas pocas semanas y que ahora engullía a cientos de miles de hombres, se prolongaría mucho más allá de lo esperado.

  El día 7 de diciembre, el papa Benedicto XV, comenzó a difundir mensajes de paz y de alto el fuego entre los combatientes. Los gobiernos y altos mandos militares hicieron oídos sordos a las peticiones de paz y de alto el fuego del papa. La petición del papa caló mucho más hondo en los soldados. La gran mayoría de los contendientes eran de tradición cristiana, y en ellos se encendió el deseo de regresar a sus casas para pasar la navidad con sus familias y seres queridos, como era tradición para ellos. Pero en lugar de eso, millones de hombres se encontraban hacinados en estrechas trincheras, llenas de suciedad y ratas, donde la muerte estaba por todas partes.

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Confraternizando en tierra de nadie.

  El 24 de diciembre se produjeron un gran número de actos espontáneos en distintos sectores todo el frente. Algunos soldados alemanes, franceses, belgas o ingleses cantaban villancicos que eran seguidos por sus enemigos en las trincheras de enfrente. Algunos se atrevieron a asomar su cabeza por encima de la trinchera, lo que normalmente era sinónimo de una muerte segura, y avanzaban a tierra de nadie, donde saludaban a los hombres que habían intentado matar, intercambiaban alimentos, cigarrillos, o enseñaban las fotos de sus novias y esposas. Se permitió que uno y otro bando recuperaran a sus caídos en tierra de nadie y fueran enterrados. Aunque estos tipos de actos fueron totalmente espontáneos, suele atribuírseles a los alemanes ser los primeros en dar un paso hacia adelante en el frente occidental, siendo los primeros en cantar villancicos y luego los primeros en atreverse a salir de sus trincheras ondeando banderas blancas. Aunque en algunos casos, las treguas fueron programadas unos días antes por algunos soldados. Recientemente ha salido la noticia sobre una carta subastada perteneciente a un soldado británico, Willie Loasby, de 25 años, en la que cuenta como un día antes de Navidad comenzó a mantener contactos con los alemanes con el fin de realizar un alto el fuego. Una vez alcanzó unos términos, salió de la trinchera, recorrió la tierra de nadie y se reunió con los alemanes antes que salieran sus compañeros. Al final de la carta escribía: “Lo que se me hace más raro es que en cada bando, y en otras partes, había gente que todavía combatía”.

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La tregua en el frente oriental.

  Aunque suele relacionarse la Tregua de Navidad con un acto de celebración realizado entre tropas alemanas y británicas, lo cierto es que se produjeron actos parecidos en todos los sectores y todos los frentes de la guerra, salvo quizás en el frente serbio entre estos y los austrohúngaros.En el frente occidental solo la Legión Extranjera Francesa decidió lanzar un ataque durante el día de navidad, en el sector de Alsacia. Un oficial británico destinado en el África Oriental, Richard Meinertzhard, escribía en una carta: “¡Parecía tan raro que hoy tuviera que comer con gente a la que ayer intentaba matar! Me parecía de lo más equivocado y me hizo preguntarme si de verdad había guerra o si todos habíamos cometido un error descomunal”.

  En el frente oriental tanto austrohúngaros como rusos recibieron la orden de sus oficiales superiores de no abrir fuego contra el enemigo a menos que fueran provocados. Incluso los soldados rusos que sitiaban la fortaleza de Przemysl en Galitzia, donde se encontraban 180.000 austriacos, dejaron árbolesde navidad con notas en tierra de nadie, deseándoles a los sitiados una feliz navidad.

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Soldados alemanes decorando su trinchera.

  Uno de los puntos más conocido de esta tregua fue el partido de futbol jugado entre ingleses y alemanes el día de navidad. Lo cierto es que no se celebró un único partido, sino que fueron varios a lo largo de todo el frente. Recientemente ha sido hallada la carta de un oficial británico, el general Walter Congreve, en la que le escribe a su mujer para informarle del alto el fuego propuesto por los alemanes y la celebración de un partido de futbol entre ambos bandos, algo de lo que el general se mostraba receloso, pues consideraba que todo podía ser una trampa del enemigo. El mayor numero de noticias a este respecto las tenemos en el frente occidental, especialmente en aquellos sectores en los que se enfrentaban posiciones británicas con las alemanas. El día de navidad, las treguas comenzadas la noche anterior se prolongaron a lo largo del día. Algunos soldados británicos aparecieron en tierra de nadie con balones de futbol y se celebraron partidos en los que brilló por encima de todo el juego limpio. Un teniente alemán, Johannes Niemann, dejó constancia de ello en su diario:

A la mañana siguiente, la niebla estaba densa. De repente, mi superior bajó a la trinchera para avisarnos que vio a soldados alemanes y escoceses salir de sus trincheras y fraternizar en el frente. Tomé mis binoculares, y viendo cuidadosamente por encima, observe una imagen asombrosa: soldados intercambiando cigarrillos, aguardiente y chocolates con el enemigo. Después, un soldado escocés apareció cargando un balón de fútbol; y en unos cuantos minutos, ya teníamos juego. Los escoceses ‘hicieron’ su portería con unos sombreros raros, mientras nosotros hicimos lo mismo. No era nada sencillo jugar en un terreno congelado, pero eso no nos desmotivó.

Mantuvimos con rigor las reglas del juego, a pesar de que el partido sólo duró una hora y no teníamos árbitro. Muchos pases fueron largos y el balón constantemente se iba lejos. Sin embargo, estos futbolistas amateurs a pesar de estar cansados, jugaban con mucho entusiasmo. Nosotros, los alemanes, descubrimos con sorpresa cómo los escoceses jugaban con sus faldas, y sin tener nada debajo de ellas. Incluso les hacíamos una broma cada vez que una ventisca soplaba por el campo y revelaba sus partes ocultas a sus ‘enemigos de ayer’. Sin embargo, una hora después, cuando nuestro Oficial en Jefe se enteró de lo que estaba pasando, éste mandó a suspender el partido. Un poco después regresamos a nuestras trincheras y la fraternización terminó. El partido acabó con un marcador de tres goles a favor nuestro y dos en contra. Fritz marcó dos, y Tommy uno”.

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Partido de fútbol. Vía: http://www.tommy1418.com/jumpers-for-goalposts-christmas-truce-1914.html

  En algunos sectores esta tregua no oficial duró apenas un par de días, mientras que en otras partes se alargó hasta el día de año nuevo. Pero por desgracia, este episodio tan bello, quizás el más bello de toda la guerra, no tuvo un final feliz. Cuando los altos mandos se enteraron de estas treguas, mostraron su total repulsión, pues no se podía tolerar ningún tipo de acercamiento con el enemigo. Los altos mandos no estuvieron implicados en estos actos, de hecho cuando les llegaron las noticias de estos actos se mostraron contrariados y enfurecidos.

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Portada del Daily Mirror con la noticia de la tregua.

  Sir John French, comandante en jefe de la BEF (Fuerza Expedicionaria Británica) declaró que estos actos jamás debían volver a repetirse.Se prohibió tajantemente a la tropa volver a realizar episodios de este tipo; algunos de los soldados participantes fueron severamente castigados y se produjeron algunos fusilamientos, muchos de ellos dentro del ejército francés. Se confiscaron fotografías realizadas por los soldados, y se llevó a cabo un estricto control de las cartas que los soldados escribían a sus casas, pues no debían mencionar el asunto. Un ejemplo de esto último es la carta que escribió el soldado Gervais Morillon a su madre: “Los boches ondeaban una bandera blanca y gritaban “Camarades, camarades, rendezvous”. Cuando nos quedamos quietos, ellos se acercaron a nosotros, desarmados, con un oficial a la cabeza. Aunque nosotros no vamos limpios, ellos están horriblemente asquerosos. Os cuento esto, pero no se lo digáis a nadie. No debemos hablar de ello ni siquiera con otros soldados”. Algunos periódicos ingleses fueron confiscados por haber publicado alguna fotografía de la tregua.

  No solo los altos mandos se mostraron escandalizados; algunos suboficiales también mostraron su disconformidad. Un cabo alemán escribió: “Estas cosas no deberían pasar en tiempos de guerra. ¿No tienen los soldados alemanes sentido del honor?”. Este cabo era Adolf Hitler.

  A pesar de los severos castigos y de los avisos de los mandos, a lo largo de toda la guerra se siguieron produciendo actos de amistad entre los beligerantes, aunque a una menor escala que la tregua de navidad, como por ejemplo lanzar avisos a una trinchera enemiga de que a una hora determinada iban a ser bombardeados. Durante las navidades siguientes pequeños respiros de paz siguieron produciéndose entre los soldados, pero sin llegar a tener la importancia que tuvo la tregua de navidad de 1914.

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Cruz conmemorativa cerca de Ypres, colocada en 1999 para conmemorar el sitio donde se celebró la tregua entre británicos y alemanes.

  Hoy, cuando se cumplen 100 años de la Primera Guerra Mundial, en un año que ha estado lleno de actos conmemorativos, la Tregua de Navidad tiene una especial importancia. Pese al intento en su momento de los mandos militares y de los gobiernos para que estos hechos no se conocieran y cayeran en el olvido, los testimonios de los soldados, sus cartas, y un gran número de fotografías nos han permitido conocer y conmemorar dicho acontecimiento. Hemos visto como este año uno de los anuncios de navidad más visionado ha sido el de los supermercados ingleses Sainsbury, en el que se recrea la tregua entre británicos y alemanes. La FIFA ha inaugurado un monumento en conmemoración del partido del día de navidad. Por toda Europa se han llevado a cabo actos conmemorativos para recordar ese momento en la historia en el que la razón y la cordura se sobrepusieron brevemente a la locura.

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