Batalla de Caporetto

  Desde que Italia entrara en la guerra del bando de la Entente, en abril de 1915, italianos y austrohúngaros se habían batido en varias ocasiones en el valle del rio Isonzo, frontera en aquel momento de ambos países. A lo largo de estos enfrentamientos dispares, los italianos habían conseguido capturar pequeñas porciones de territorio al enemigo, pero a un coste de soldados y material demasiado grande.

Mariscal Luigi Cadorna.

  Durante la primavera de 1916, una poderosa ofensiva austrohúngara atravesó las líneas italianas en los Alpes desde la región del Trentino, llegando hasta la vasta llanura del Véneto, amenazando la ciudad de Venecia. Por suerte para los italianos, la ofensiva llevada a cabo por el general ruso Brusilov, y la posterior batalla del Somme durante el verano, obligaron al imperio y a su aliado aleman a dirigir sus refuerzos y suministros a otros frentes. Cadorna, general al mando del ejército italiano, aprovechó la situación y lanzó una ofensiva en la región del Carso (sexta batalla del Isonzo), que culminó el 17 de agosto con la conquista de Goritzia.

  El éxito de la campaña sirvió a Cadorna para lanzar una nueva ofensiva en el Isonzo durante el verano de 1917, aprovechando el estancamiento que se produjo en el frente alpino desde el año anterior. La ofensiva se saldó con unas pequeñas ganancias de terreno, pero los italianos sufrieron casi 150.000 bajas entre muertos y heridos.

  A mediados de 1917 la situación del ejército italiano se tornaba en caótica, se necesitaban urgentemente hombres y material, especialmente piezas de artillería. Británicos y franceses, envueltos en campañas en Flandes y en un motín respectivamente, poco pudieron hacer, más que enviar a los italianos algunas piezas de artillería

  La situación de los austrohúngaros no era mucho más halagüeña. El imperio se encontraba también al borde del colapso, enfrentándose a los rusos en el este y a los italianos en el oeste. Pero a finales del verano de 1917 la situación cambió, la inminente revolución bolchevique apartó a Rusia de la guerra, permitiendo a los imperios centrales desplazar tropas de sus frentes orientales. Alemania comenzó a enviar ayuda militar a los Alpes.

General Otto von Below.

  No solo ayuda, sino que a finales del verano el alto mando alemán asumió la dirección del frente alpino, y envió al general Ludendorff para hacerse cargo de las operaciones. Los comandantes austrohúngaros, Conrad von Hötzendorf y el archiduque Eugenio, pasaron a ejercer labores de mando en el Grupo de Ejércitos del Tirol, en la derecha de la línea del frente. A Ludendorff le acompañó también uno de sus generales más capaces, Otto von Below, y su XIV Ejército.

  Cadorna no se percató de la concentración de estas nuevas fuerzas y prosiguió con sus planes de ofensiva, con la undécima batalla del Isonzo que finalizaría el 13 de septiembre. Inmediatamente después, esperando encontrar a los italianos a traspiés, Ludendorff planeó lanzar una gran ofensiva que incluiría al XIV ejército de Below y al Grupo de Ejércitos del Isonzo del general Boroevic, que ocupaba posiciones desde la izquierda de los alemanes hasta la costa del mar Adriático.

Nuevas tácticas

Frente alpino. Foto: https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Battle_of_Caporetto-es.svg

  Para llevar a cabo el ataque, Ludendorff y von Below desarrollaron nuevas tácticas para poner en práctica. El frente alpino era bastante peculiar, y sus características distaban mucho de las del frente occidental a las que estaban más acostumbradas las tropas germánicas. Las altas cumbres y los profundos valles, surcados por cientos de ríos, dificultaba el movimiento de tropas y especialmente de la artillería. A esta morfología se le sumaba un duro suelo rocoso que dificultaba la construcción de líneas de trincheras que cubrían todo el frente, por lo que se construían fuertes reductos en las cumbres de la zona montañosa. Un ataque a gran escala como los del frente occidental debería realizarse a lo largo del valle del Isonzo, pero Ludendorff optó por formar pequeños destacamentos de infantería, apoyados por ametralladoras, morteros y artillería ligera, que atravesarían los sectores de la izquierda italiana en las montañas.

  La idea de Ludendorff era atacar a los italianos a través de la región de Friuli, en un sector en el que las líneas italianas cruzaban varias veces el rio Isonzo hasta llegar al norte en el Monte Nero, donde se encontraba la localidad de Caporetto. Si Below conseguía romper aquí el flanco del II ejército italiano del general Luigi Capello, el camino a través de la llanura del véneto estaría abierto hasta la ciudad de Udine, lo que permitiría atrapar al II y al III ejército italiano, que deberían hacer frente también a los ataques desde la derecha del Grupo de Ejércitos del Isonzo.

Operación Waffentreue

Convoy de suministros austrohúngaro en los Alpes. Foto: https://it.wikipedia.org/wiki/File:Bundesarchiv_Bild_146-1970-073-25,_Isonzo-Schlacht,_Trainkolonne_am_Moistroka-Pass.jpg

  Al plan de batalla se le dio el nombre de Waffentreue, que en alemán significa “fidelidad de armas”. La fecha inicial para el ataque fue el 22 de octubre, pero el mal tiempo obligó a retrasarlo durante 48 horas. Finalmente, el 24 de octubre a las 2 de la madrugada. los cañones alemanes y austrohúngaros abrieron fuego a lo largo de un frente de 40 km. Entre los proyectiles se encontraban cientos de granadas de gas, pues el alto mando alemán sabía que los italianos estaban equipados con mascaras antigás defectuosas. Además, las dotaciones de la artillería italiana apenas disponían de munición de reserva, por lo que no pudieron responder al ataque del enemigo. Y por si esto fuera poco, el general Capello, al mando del II ejército, enfermó debido a unas fiebres que le dejaron postrado en la cama ese mismo día, a pesar de lo cual no cedió el control de su ejército.

  El grueso del ataque del XIV ejército de von Below se produjo al norte de Tolmino, donde se encontraba el pueblo de Caporetto. La localidad cayó al amanecer de ese mismo día, cuando unidades de la 12ª división subieron a lo largo del valle.

Tropas alemanas durante la ofensiva junto al pueblo de Santa Lucia. Foto: https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Bundesarchiv_Bild_183-R33718,_Isonzo-Schlacht,_Truppen_der_Mittelm%C3%A4chte.jpg

  El 25 la artillería autro-alemana prosiguió castigando las desgastadas defensas italianas. Una espesa niebla cubrió el valle al amanecer, lo que facilitó que las divisiones de von Below pudieran avanzar sin ser vistas por los observadores italianos. Mientras que los flancos izquierdo y derecho del II ejército consiguieron aguantar la embestida inicial, en el centro, en el saliente que formaba el rio Isonzo entre las localidades de Tolmino y Auzza, varias divisiones alemanas consiguieron desarbolar la línea italiana, y comenzaron a atravesar el rio a primera hora de la tarde.

  Ahora, con la captura al norte de Caporetto, y la ruptura del centro italiano, von Below tenía el camino abierto para profundizar a lo largo de la llanura del véneto.

  Cadorna, que había ordenado a sus tropas que no retrocedieran ni un centímetro y lanzaran contraataques constantes, se percató del vendaval que se le cernía encima. En la tarde del 25 ordenó que su cuartel general en Udine fuera trasladado a Padua. Era consciente de que sus hombres no podrían contener la embestida del enemigo.

Artillería italiana capturada.

  El 26 de octubre, los dos cuerpos que debían mantener controlados a los alemanes en la región de Caporetto comenzaron a replegarse, siendo finalmente destrozados en su huida. El flanco izquierdo de los italianos se había roto por completo, von Below enviaba cada vez más hombres, y esa misma tarde, la división Württemberg, al mando de un joven capitán llamado Erwin Rommel, capturó las alturas de la sierra del Colovrat.

  Las líneas defensivas italianas fueron siendo superadas una tras otra, y los prisioneros se contaban por miles. Los depósitos de suministros y municiones, colocados poco detrás de la retaguardia en previsión de una futura ofensiva, fueron rápidamente capturados.

Desastre italiano

  Para el día 28 la situación del ejército italiano era de destrucción total, sin reservas que enviar al frente y con todas las divisiones retirándose apresuradamente. Habían sido capturados más de 60.000 prisioneros. Ese mismo día las divisiones de von Below entraban en la ciudad de Udine. Cadorna ordenó a sus hombres que montaran una nueva línea defensiva en el rio Tagliamento, pero les fue imposible porque las retaguardias italianas eran constantemente hostigadas, el 30 de octubre se les autorizó para cruzar al otro lado del rio.

Trinchera italiana improvisada en el rio Livenza. Foto: https://en.wikipedia.org/wiki/File:WWI_-_Battle_of_Caporetto_-_New_Italian_Line_at_the_Piave_River_-_trenches_near_Case_Ruei.jpg

  El 6 noviembre lo que quedaba del Regio Esercito italiano se retiraron a una nueva línea ofensiva en el rio Livenza, en la región del Piave, donde consiguieron frenar al enemigo a unos 130 km al oeste del frente inicial en Caporetto, gracias entre otras cosas a la pérdida de fuerza del impulso inicial enemigo. Ese mismo día Vittorio Orlando, nombrado ministro del interior el 1 de noviembre, destituyó al mariscal Cadorna y nombró al general Armando Diaz como su sustituto.

  La derrota en Caporetto fue uno de los peores momentos para los aliados, con una Italia al borde del desastre. Pese a haber conseguido retener a los austro-alemanes en el Piave, las perdidas del ejército italiano eran considerables: el II ejército había sido prácticamente aniquilado, se habían perdido unos 2000 cañones, y unos 800.000 soldados habían muerto, estaban heridos o habían sido capturados.

Bibliografía:

  • Schindles, John R.: Isonzo, the forgotten sacrifice of the Great War. Greenwood, 2001.
  • Livesey, Anthony: Grandes Batallas de la I Guerra Mundial.  Editorial Optima, Madrid, 1995.
  • Parker, Geoffrey: Historia de la guerra. Akal, Madrid, 2010.