La Segunda Batalla de Ypres(II): Campos de Flandes.

En los campos de Flandes
se mueven las amapolas.
Entre las cruces, fila tras fila,
que marcan nuestras tumbas; y en el cielo
aún cantan y vuelan, valientes, las alondras,
apenas oídas por el ruido de los cañones.

Somos los Muertos. Hace pocos días
vivíamos, sentíamos el amanecer, veíamos la puesta de sol,
amábamos y éramos amados, y ahora yacemos
en los campos de Flandes.

Contra el enemigo proseguid nuestra lucha;
tomad la antorcha que os lanzan nuestras manos agotadas,
mantenerla en alto;
si rompéis la fe con nosotros, que morimos,
no descansaremos, aunque las amapolas crezcan
en los campos de Flandes.

John Mccrae, «En los Campos de Flandes».

  Al anochecer del día 22 de abril, tras la sorpresa y ventajas iniciales causadas por el ataque de gas, los soldados alemanes, pese a la resistencia de los hombres de Smith-Dorrien, habían conseguido penetrar algunos kilómetros en las líneas aliadas, y consiguieron ocupar posiciones en Pilckem y Langemarck, acercándose peligrosamente a Ypres. El día 23 consiguieron realizar nuevos avances, situándose a apenas 5 km de su objetivo.

Batalla de St. Julien.

  El 24 de abril comenzaba la batalla de St. Julien. Esta pequeña localidad se encontraba en el centro de las líneas aliadas del saliente de Ypres, y era usada inicialmente como sitio de descanso para las tropas del frente; pero tras los ataques del 22 de abril se había convertido en la primera línea de batalla, y en un enclave estratégico importante para ambos bandos.

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Varios tipos de máscaras usadas en el frente occidental.

  Los alemanes lanzaron un nuevo ataque de gas cloro sobre las unidades canadienses que defendían la localidad. Tras el ataque del día 22 los mandos habían suministrado a los hombres del frente rudimentarias máscaras antigás, formadas en la mayoría de los casos por un grueso pañuelo de algodón y unas gafas.

  Cuando la nube venenosa se estaba acercando, el capitán medico Francis Alexander Caron Scrimger (más tarde galardonado con la Cruz Victoria) pasó la orden a los soldados de que orinaran sobre sus pañuelos y se taparan con ellos la nariz y la boca para evitar los efectos del gas. Estas escasas medidas no resultaron muy efectivas y los canadienses se vieron obligados a replegarse, dejando a los alemanes ocupar las posiciones en St. Julien y en Gravenstafel.

Francis Alexander Caron Scrimger, V.C., M.D.
Francis Alexander Caron Scrimger.

 Al día siguiente británicos y canadienses realizaron varios contraataques para intentar retomar el pueblo. El primer asalto fue llevado a cabo por la Brigada de York y Durham, de la División de Northumbria. Aunque el asalto fracasó en su objetivo de retomar el pueblo, consiguieron establecer una línea de frente muy cerca. El 26 se lanza un nuevo ataque encabezado por la Brigada de Northumbria y el 2º Batallón de los Reales Fusileros de Dublín. Aunque la brigada de Northumbria consiguió tomar algunas posiciones en el interior del pueblo, fueron obligados a replegarse por los contraataques alemanes, sufriendo casi 2000 bajas. Los Reales Fusileros de Dublín, que ya habían sufrido un fuerte ataque de gas el día 24, sufrieron cientos de bajas y fueron prácticamente aniquilados, quedando fuera de servicio durante los combates siguientes. A pesar de los diversos intentos, el escaso apoyo artillero y el intenso fuego alemán de ametralladoras y artillería concentrada hicieron imposible que los aliados lograran recuperar un palmo de terreno.

La batalla de Frezenberg y la primera batalla de Bellewaarde.

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Sector de Ypres 30 de abril.

  Para el 4 de mayo la batalla de St. Julien se dio por completada. Los aliados habían fracasado en el intento de retomar sus posiciones e incluso se habían visto obligados a replegarse de la línea establecida el día 25. Aunque la retirada del saliente se planteó como algo lógico desde el punto de vista militar, no podía abandonarse Ypres en favor de los alemanes desde un punto de vista político, pues británicos y franceses debían demostrar a los belgas que se hacía todo lo posible. Al final decidieron por replegarse a una nueva línea de defensa, cuyos puntos principales se encontraban en las crestas de Frezenberg y Bellewaarde.

  La cresta de Frezenberg se encontraba defendida por la 27ª y 28ª divisiones del 2º Ejército Británico a las órdenes de Sir Herbert Plumer. El 8 de mayo tres cuerpos del IV Ejército alemán del duque Albrecht von Würtemberg se lanzaron sobre sus posiciones. El asalto se inició con un bombardeo previo que castigó especialmente a la 83º Brigada, que se encontraba atrincherada en las primeras líneas de la cresta. A pesar del bombardeo los supervivientes consiguieron frenar los dos primeros asaltos alemanes, pero se vieron obligados a replegarse ante la insistencia germana.

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Sector de Ypres tras la batalla.

  A lo largo de la línea algunas brigadas consiguieron resistir, pero los alemanes lograron abrir importante huecos, como la brecha de casi 3 km formada por el repliegue de la 84º Brigada. Al caer la noche los alemanes fueron frenados por una serie de ataques y contraataques llevados a cabo por diversas unidades británicas y canadienses, especialmente por parte del regimiento de la infantería ligera canadiense Princess Patricia, aunque a un elevadísimo coste.

  Para el día 14, con los alemanes concentrados en los sectores británicos y canadienses, fuerzas coloniales francesas y regimientos belgas aprovecharon para atacar en el norte del sector de Ypres, sobre las poblaciones de Het Sas y Steentraate.

  El 24 de mayo los alemanes lanzaron una nueva ofensiva sobre la cresta de Bellewaarde, precedido de nuevo por un ataque de gas. En un primer momento los británicos rechazaron los ataques iniciales, pero finalmente se vieron obligados a replegarse un kilómetro.

¿Todo sigue igual?

  El 25 de mayo la segunda batalla de Ypres se dio por concluida. Las bajas en ambos bandos fueron cuantiosas: en 5 semanas los aliados sufrieron casi 60.000 bajas por 35.000 alemanas.

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Memorial a los soldados canadienses de Saint Julien. Autor MelicansMatkin.

  Aunque los ingleses habían conseguido mantener el control de Ypres, su situación era muy precaria; el saliente se había visto drásticamente reducido y ahora los alemanes ocupaban todas las zonas altas próximas a la ciudad.

  Por su parte los alemanes, aunque habían conseguido profundizar en las líneas aliadas, no habían conseguido su objetivo principal de ocupar Ypres, objetivo que estuvo más próximo durante el primer día de la ofensiva, el 22 de abril, que durante las semanas siguientes, pero la sorpresa causada por el ataque de gas y las grandes brechas abiertas en las líneas aliadas no pudieron ser aprovechadas por el reducido número de hombres disponibles y por el temor de los mismos y de sus mandos a que un simple cambio en la dirección del viento volviera la nube venenosa contra ellos.

En los Campos de Flandes.

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John McCrae.

  Tras la batalla, afectado por la enorme e inútil pérdida de vidas, y especialmente por la de un amigo cercano (el teniente Alexis Helmer), el cirujano canadiense y teniente coronel John Mccrae escribe uno de los poemas más famosos y emotivos sobre la guerra, En los Campos de Flandes (con el que empezamos esta entrada). El poema es una oda, un recuerdo, a los caídos, que se extiende rápidamente y se convierten en un símbolo del sufrimiento de los soldados.

  En el poema Mccrae hace mención a las amapolas, flores que según una leyenda nacen en los campos de batalla tras la lucha. Después de la guerra, la gran popularidad del poema hace que especialmente en Gran Bretaña y en los países de la Commonwealth, la amapola sea adoptada como un símbolo en honor a los caídos. Por esa razón el día 11 de noviembre, el Remembrance Day (Día del Recuerdo), aniversario del fin de la guerra, se usa en estos países la amapola.

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Remembrance Day.

  Por desgracia para Mccrae, no pudo llegar a conocer el éxito de su poema y lo que ha llegado a simbolizar, murió de una neumonía el 28 enero de 1918 en Boulogne-sur-Mer, no muy lejos de los campos de Flandes.