La Segunda Batalla de Ypres (I): El Infierno Químico

Los hombres se ponen morados, luchan por respirar entre lágrimas y se quejan de quemaduras en el pecho y el estómago. Lo hemos visto todo, heridas terribles y avalanchas mortales de metal, pero todo esto no es nada si lo comparamos con la niebla que oscureció el sol durante horas, que parecieron siglos”.

Médico militar francés sobre el ataque de gas cloro.

  El sector que comprendía el llamado saliente de Ypres, fue uno de los más castigados durante la guerra en el frente occidental. Esto se explica porque las trincheras aliadas formaban una cuña que se internaba entre las posiciones alemanes. Durante noviembre de 1914 los británicos conocieron de primera mano el sufrimiento de combatir y defender las posiciones alrededor de Ypres. Menos de 3 años más tarde, en 1917, los canadienses conocerían el infierno en la tierra que fue la batalla de Passchendaele (Tercera Batalla de Ypres). Pero entre medias, durante la primavera de 1915, unos pocos meses después de haberse consolidado el frente occidental, la tormenta volvería a desatarse en Ypres.

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Ruinas de la plaza del mercado de Ypres.

  La conocida como Segunda Batalla de Ypres ha pasado a la historia por varias razones: fue durante esta batalla, cuando el cirujano canadiense del ejército John Alexander McCrae, inspirado por la muerte de un compañero, escribió uno de los poemas más bellos sobre la guerra, En los Campos de Flandes.

  Esta fue también la primera batalla sobre suelo europeo en la que participarían contingentes de la Commonwealth, especialmente canadienses y australianos.

La guerra química.

  Pero si por algo ha pasado esta batalla a la historia, es porque se la relaciona con el primer uso del gas como arma para atacar al enemigo. Aunque esto no es del todo cierto. En realidad hoy en día se sabe que el gas fue usado antes de la segunda batalla de Ypres. Algunos historiadores apuntan a que fueron los franceses los primeros en utilizar armas químicas ya en agosto de 1914, el primer mes de guerra. Se trataba de granadas de mano o de fusil que contenía una especie de gas lacrimógeno que se usaban para sacar a los alemanes de sus posiciones.

  Otros apuntan a que fueron los alemanes los primeros en usarlas en el frente occidental, durante octubre de 1914 en la batalla de Neuve Chapelle, donde lanzaron 3000 proyectiles que contenían clorosulfonato de o-dianisidina.

  Las noticias de un primer ataque a gran escala de gas deben buscarse en el frente oriental, en lo que hoy es Polonia. Fue aquí, en la localidad de Bolimów, en la línea del frente ruso, donde los alemanes lanzaron varios miles de proyectiles que contenían bromuro de xililo, un agente que actúa de manera similar al gas lacrimógeno, durante la batalla de Bolimów. En esta ocasión, debido a las bajas temperaturas de la zona (unos 20 grados bajo cero) el gas no se vaporizó y el ataque resultó ineficaz, pero causando algunas muertes. Este ataque les serviría de ensayo a los alemanes para lo que se vería en Ypres.

  La guerra química no era algo nuevo en ese momento, llevaba practicándose cientos de años, y desde 1899 el uso de gases venenosos estaba prohibido por la conferencia de la Haya; pero la Primera Guerra Mundial marcó el comienzo de la guerra química moderna.

Segunda Batalla de Ypres.

  Al igual que ocurrió con la primera, la segunda batalla de Ypres engloba a un conjunto de batallas, que pueden ser vistas como distintas fases y ofensivas. Estas batallas son:

– Batalla de Gravenstafel: del 22 al 23 de abril.
– Batalla de Saint-Julien: del 24 de abril al 4 de mayo.
– La batalla de Frezenberg: del 8 al 13 de mayo.
– Primera batalla de Bellewaarde: del 24 al 25 de mayo.

Aunque la segunda batalla de Ypres suele encuadrarse entre el 22 de abril y el 25 de mayo, dos batallas libradas posteriormente suelen incluirse dentro de esta batalla:

– Batalla de Hooge: del 30 al 31 de julio.
– Segunda batalla de Bellewaarde: 25 de septiembre.

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Sector de Ypres y Langemarck.

  Todas estas batalla se libraron en el denominado como saliente de Ypres, una cuña que formaban hacia el este las líneas aliadas en torno a dicha localidad, interrumpiendo las líneas alemanas y dificultando en este sector sus comunicaciones y vías de suministro. Resultaba por tanto un punto clave militar en los intereses estratégicos alemanes. Aunque no consiguieron romper el frente en Ypres en noviembre de 1914, a los soldados alemanes les quedó el consuelo de ocupar los terrenos altos del saliente, especialmente alrededor del sector de Messines.

  Las fuerzas aliadas en el saliente en abril de 1915 estaban formadas por un total de 8 divisiones de infantería y 3 de caballería. En la zona este del sector se encontraban la 1ª división canadiense y 2 divisiones británicas. Al norte, conectando el sector de Ypres con el del Yser, donde estaban los belgas, se encontraban dos divisiones coloniales francesas al mando del general Gabriel Putz.

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General Smith-Dorrien.

  Las divisiones británicas (la 1ª, 2ª y 3ª divisiones de caballería, y la 4ª División, 27ª División, 28ª División, 50ª División, la División de Lahore y la 1ª División Canadiense) formaban el II y el V Cuerpo del Segundo Ejército a las órdenes del general Smith-Dorrien.

  Para comienzos de abril, los aliados estaban preparándose para lanzar una ofensiva sobre los alemanes en los alrededores de Artois. Debido a la acumulación de tropas en el sector, Falkenhayn se percató de la próxima ofensiva, y decidió adelantarse. Estaba resuelto a realizar una nueva intentona de romper el frente en Ypres, y para ello pretendía hacer uso de una nueva táctica.

¡Gas, gas!

  Se decidió llevar a cabo un ataque masivo de gas cloro sobre las trincheras británicas, que debería reducir drásticamente sus efectivos, y cuando el efecto del gas pasara lanzar a un reducido número de unidades al ataque. A diferencia de luchas anteriores, en esta ocasión los alemanes no hicieron una gran acumulación de reservas de hombres para el ataque, para no llamar así la atención sobre la inminente ofensiva. Falkenhayn destinó un total de 7 divisiones del 4º Ejército alemán a las órdenes del duque de Württemberg.

  Los alemanes dispusieron un total de 5.700 tubos cilíndricos en sus líneas frente a las posiciones aliadas en Langemarck, que contenían un total de 170 toneladas de gas cloro producido por las empresas químicas IG Farben.

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Ataque con cilindros de gas.

  El 22 de abril, tras una pequeña descarga de artillería previa, a las 17 horas, aprovechando una ligera brisa que soplaba hacia las posiciones aliadas, los alemanes liberaron la carga de los cilindros, formando una nube verde-grisácea que se dirigió lentamente hacia las posiciones de las divisiones coloniales franceses 45 y 87. El fuego de artillería alemana se detuvo por completo para no interferir en el movimiento de las nubes de cloro.

  Pocos instantes después la mortal nube de gas llegó a las trincheras francesas. En cuanto los soldados se percataron de lo que contenía dicha nube abandonaron sus posiciones y se retiraron, abriendo una brecha de unos 6 o 7 km entre sus líneas. Se estima que ambas divisiones sufrieron un total de 6000 bajas en este primer ataque de gas, y muchos de ellos morirían en un periodo de unos 10 minutos.

  Inmediatamente la comandancia alemana ordenó a sus tropas atacar y tomar la brecha dejada por los coloniales franceses, pero los escasos efectivos alemanes y el temor de sus propios soldados (equipados con máscaras antigás) a los efectos del gas hizo que esta “ventaja” inicial no fuera del todo explotada.

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Uniforme de las tropas coloniales francesas en 1905.

  Rápidamente el general Smith-Dorrien envió efectivos de su II Ejército y divisiones canadienses para contraatacar y ocupar las posiciones dejadas por los coloniales franceses. Destaca la acción llevada a cabo por los canadienses en la posición denominada como Kitchener’s Wood, donde el 10º batallón de la 2ª brigada canadiense y el 16º de la 3ª, con un total de 800 hombres, realizaron un exitoso contraataque a la bayoneta con un elevadísimo número de bajas.

  El primer ataque de gas sobre Ypres causó varios miles de bajas entre los aliados, pero en un primer momento se mostró ineficaz para romper el frente debido al temor de los soldados alemanes a avanzar. A pesar de esto, durante los días siguientes los alemanes seguirían descargando ataques de gas sobre Ypres.