La Gran Retirada Rusa.

  El frente oriental se había mantenido prácticamente tranquilo desde la batalla de Lódz en diciembre de 1914, salvo pequeñas acciones llevadas a cabo en febrero de 1915 por parte de Alemania para expulsar a todos los soldados rusos que habían conseguido penetrar en una pequeña franja de terreno de la Prusia oriental. El fracaso de las grandes ofensivas y la llegada del invierno frenaron todos los intentos de avanzar por parte de rusos, alemanes y austrohúngaros. Las ofensivas en este frente habían dejado claro que el ejército austrohúngaro distaba mucho de ser un arma efectiva que pudiera hacer frente a la apisonadora rusa, sobre todo tras la debacle de la campaña en la región de Galitzia. El alto mando alemán fue consciente, tras la batalla de Lódz, que si querían evitar la salida de su aliado de la guerra deberían enviar nuevos ejércitos a este escenario, y así lo recordaban insistentemente los generales Hindenburg y Luddendorf al jefe del estado mayor alemán, el general Erich von Falkenhayn, quien consideraba que la victoria en esta guerra dependería de lo que ocurriera en el frente occidental y no en el oriental.

  Mientras que a lo largo de 1914 los imperios centrales se habían caracterizado por encontrarse en el frente oriental en una situación de inferioridad ante los grandes ejércitos rusos, las tornas comenzaron a cambiar durante los primeros meses de 1915. Falkenhayn, aceptando las insistentes peticiones de Hindenburg y Luddendorf de la necesidad de acabar con los rusos, decidió la creación o la transferencia desde el frente occidental de 4 nuevos ejércitos alemanes (el 11º, el 12º, el ejercito del Bug y el ejército del Niemen). Junto con los austrohúngaros las fuerzas de los imperios centrales en el frente oriental ascendían ahora a un total de 13 ejércitos, que harían frente a 9 ejércitos rusos.

  Esta superioridad militar debía ser aprovechada, por lo que comenzaron los planes para lanzar una nueva ofensiva. El jefe del estado mayor austrohúngaro, el conde von Hötzendorf, solicitó a su homólogo alemán lanzar una ofensiva conjunta en el región de Gorlice, al sur del saliente polaco que formaban las líneas rusas, al suroeste de Cracovia. Dicha ofensiva debería obligar a los rusos a replegarse de Galitzia y aliviar así la presión a la que estaban sometidos los ejércitos del emperador Francisco José. Hindenburg estaba deseoso de lanzar un nuevo ataque.

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General Radko Dimitriev.

  Aunque inicialmente Falkenhayn se mostró reacio, finalmente aceptó la idea de lanzar una gran ofensiva entre las poblaciones de Gorlice y Tarnów para el mes de mayo. Este ataque sería llevado a cabo por dos ejércitos, el 11º Ejército alemán, recién trasladado del frente occidental y a las órdenes del general August von Mackensen, y el 4º Ejercito austrohúngaro a las órdenes del archiduque José Fernando. Ambos ejércitos sumaban un total de 18 divisiones de infantería y una de caballería, unos 170.000 hombres con unas 600 piezas de artillería.

  Frente a ellos, fuertemente atrincherados se encontraban los soldados del 3º Ejército ruso a las órdenes del general de origen búlgaro Radko Dimitriev. Disponía de unas 18 divisiones de infantería y 5 de caballería. Se desconoce el número total de hombres que conformaban esta fuerza.

Ofensiva de Gorlice-Tarnów.

  El plan de Mackensen era asaltar las posiciones rusas del 3º Ejército que discurrían entre las localidades de Gorlice y Tarnów, en un frente de 35 kms. Mackensen concentró a la mayor parte de sus tropas, 10 divisiones de infantería y una de caballería, con la gran mayoría de las piezas de artillería, en dicho sector. Frente a ellos se encontraban 5 divisiones del 3º Ejército ruso. El plan consistía en un durísimo bombardeo previo para lanzar a continuación a su infantería, romper las defensas enemigas y obligarles a replegarse, aliviando el peso sobre sus aliados austrohúngaros.

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Ofensiva de Gorlice-Tarnów.

  El 2 de mayo se lanzó el ataque. Tras una brutal descarga de artillería previa que sorprendió a los defensores rusos, las 10 divisiones de infantería se lanzaron al asalto. Los defensores rusos fueron pillados completamente de improviso, y la primera oleada alemana consiguió romper las defensas rusas. El general Dimitriev envió rápidamente algunas divisiones de la reserva para intentar rehacer su línea defensiva, pero ya era imposible. Las unidades de reserva alemana avanzaron tras la primera oleada con una perfecta sincronización, permitiendo consolidar fuertemente el nuevo terreno ganado. La guarnición rusa de Tarnów fue la que se mostró más tenaz ante el asalto enemigo, pero finalmente se verían obligados a replegarse.

  Con este primer asalto, que se llevó a cabo de manera perfecta, los alemanes y austrohúngaros rompieron las líneas del frente ruso, lo que llevaría en las semanas y meses siguientes a un colapso total de las líneas rusas.

  Junto con el 11º Ejército alemán de Mackensen iba el periodista y corresponsal español Juan Pujol Martínez, que escribió sobre esta ofensiva en su libro “De Galitzia y el Isonzo; con los ejércitos del general von Mackensen y del archiduque Eugenio de Austria”.

La Gran Retirada.

  El 3º Ejército ruso dejó de existir como una fuerza militar, pues había perdido casi 150.000 entre muertos y prisioneros. Más al sur del frente, el 1º Ejercito austrohúngaro lanzo un ataque sobre el rio San, donde el 3º Cuerpo de Ejército del Cáucaso fue superado.

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Restos de la fortaleza de Przemyśl.

  Tras el cruce del rio San las fuerzas alemanas y austrohúngaras consiguen liberar Przemyśl el 3 de junio, demasiado tarde para la guarnición de 126.000 soldados austrohúngaros que se rindieron a los rusos el 22 de marzo, tras soportar un asedio de 133 días. Ante la imposibilidad de frenar los ataques de los imperios centrales, la Stavka optó por llevar a cabo un repliegue estratégico a lo largo de todo el frente, abandonando el saliente polaco y la región de Galitzia, reduciendo así de una manera considerable la longitud de sus líneas. De esta manera consideraban también que conseguirían ganar más tiempo para que la producción bélica del país siguiera aumentando y pudiera suministrar mejor a sus tropas.

  Durante las siguientes semanas los rusos fueron replegándose continuamente, mientras que los alemanes ocupaban el territorio de Polonia y los austrohúngaros reconquistaban la región de Galitzia que habían perdido el año anterior. Varias unidades rusas lanzaron diversos contraataques a lo largo del frente con el objetivo de retrasar el avance enemigo y evitar así una ruptura de sus líneas. El 17 de junio finalmente las fuerzas rusas se retiran hacia Lemberg, principal ciudad de Galitzia.

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Prisioneros rusos tras la ofensiva de Gorlice-Tarnów.

  El 22 de junio, sin prácticamente plantar defensa, los dos cuerpos rusos del general Brusilov se repliegan de Lemberg y dejan la ciudad en manos de las tropas austrohúngaras. Con esta acción se da por concluida la ofensiva de Gorlice-Tarnów. Austria-Hungría había conseguido recuperar prácticamente la totalidad de la región de Galitzia. Las tropas rusas sufrieron un fuerte golpe; habían perdido unos 400.000 hombres entre muertos, heridos y prisioneros.

  Pero los avances de las potencias centrales estaban lejos de concluir. Aprovechando el éxito conseguido con la ofensiva, y el progresivo repliegue de las fuerzas rusas, se planearon nuevas ofensivas para conseguir expulsar completamente a estos de Polonia.

Ofensiva del Bug.

  La primera ofensiva que se planifica es la llamada como Ofensiva del Bug. Se planea un ataque por parte de nuevo del 11º Ejército alemán del ahora Mariscal de Campo von Mackensen, y del 4º Ejercito austrohúngaro del archiduque José Fernando a lo largo de las orillas del rio Bug. La ofensiva, iniciada el 30 de junio, logró importante avances iniciales, pero para el 3 de julio, un renovado 3º Ejército ruso lanzo un serio contraataque contra el 4º Ejercito austrohúngaro, que se vio obligado a replegarse y dejaba el flanco de Mackensen vulnerable, por lo que la ofensiva se detuvo el 7 de julio.

Soldados de la Legión polaca atravesando el Bug.
Soldados de la Legión Polaca cruzando el rio Bug.

  Para aliviar la presión sobre Mackensen, Hindenburg crea un nuevo grupo de ejército formado con diversas unidades de reserva, el Ejercito del Bug, al mando del general Alexander von Lisingen, que debía apoyar el flanco del 11º Ejército e intentar frenar al 3º ruso. Durante los días siguientes el empuje ruso se fue reduciendo y el 11 de julio el 4º Ejercito austrohúngaro lanzó diversos contraataques. Finalmente el 13 las fuerzas rusas volvieron a replegarse tras una nueva ofensiva alemana lanzada más al norte.

  A mediados de mes las fuerzas de las potencias centrales ya habían conseguido internarse en la Polonia rusa. Las fuerzas rusas habían retrocedido más de 160 km en este sector sur. El 22 de julio cruzan el Vístula y el 30 de julio el 4º Ejercito austrohúngaro conseguía ocupar la estratégica ciudad de Lublin.

Ofensiva de Narew.

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General Max von Gallwitz.

  Mientras que se lanzaba la ofensiva del Bug en el sur, Hindenburg y Luddendorf planeaban otra nueva ofensiva en el norte para tomar Vilna. Pero el jefe del estado mayor, Falkenhayn, insistía en un ataque más hacia el sur, entre Grodno y Varsovia, con el que apoyar al ejército de Mackensen y acelerar sus avances. Esta región, con numerosos pantanos, se encontraba muy fortificada por los rusos, que no consideraban que los alemanes fueran a lanzar una ofensiva en dicho sector, donde las fuerzas rusas estaban compuestas por el 1º Ejercito, al mando del general Alexander Litinow, con unos 100.000 hombres.

  Para la ofensiva alemana se designó al 12º Ejercito del general Max von Gallwitz, con 177.000 hombres, que debían avanzar por las dos orillas del Narew y expulsar a los rusos del saliente de Przasnysz, apoyado en su izquierda por el 9º Ejercito del príncipe Leopoldo, y el derecho por el 8º Ejercito de von Scholtz.

  La ofensiva comenzó el 13 de julio sorprendiendo a los soldados rusos. Ese primer día se lograron grandes avances y las líneas rusas del sector se colapsaron totalmente. Durante los días siguientes se continuó presionando a los rusos que no paraban de replegarse. El 24 de julio el ejército de von Gallwitz consiguió su objetivo de llegar al rio Narew y cruzarlo. Los rusos se replegaban para intentar defender Varsovia.

Captura de Varsovia.

  Para el 25 de julio el propio zar Nicolás ordena al gobernador de Varsovia que prepare los planes para la evacuación civil de Varsovia tras el cruce del Vístula y la aproximación de los alemanes. A comienzos de agosto las primeras avanzadillas alemanas se aproximaron a las fortalezas que protegían la ciudad de Varsovia, la fortaleza de Nowogeorgiewsk y la de Ivangorod. El general Mikhail Alexeyev, al mando del sector noroccidental, llevó a cabo una serie de contraofensivas con el único fin de otorgar más tiempo a la reorganización del resto de las tropas y para la evacuación de Varsovia.

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Caballeria alemana entrando en Varsovia el 5 de agosto. Foto Bundesarchiv, Bild 183-R42025 / CC-BY-SA.

Durante los últimos días de julio los contraataques por parte de uno y otro bando se fueron sucediendo. A pesar del constante repliegue las tropas rusas mostraban una gran tenacidad, hasta el punto de que von Gallwitz decidió frenar la ofensiva momentáneamente para planificar de nuevo el avance hacia Varsovia. El primer día de agosto se retomaron los avances a los alrededores de Varsovia, y para el 2 de agosto la ciudad estaba prácticamente rodeada. El 4 de agosto las unidades rusas se retiraban de la última línea defensiva, dejando Varsovia totalmente desprotegida. En las primeras horas del 5 de agosto las avanzadillas alemanas entraban en la ciudad.

Un nuevo frente al este.

  Durante las semanas siguientes los ejércitos alemanes y austrohúngaros prosiguieron sus avances. En el norte, el 8º, el 10º y el 12º ejércitos siguieron presionando a los rusos desde Varsovia pero también desde la Prusia Oriental, lo cual provocó un colapso total de las líneas rusas, teniendo que replegarse cientos de kilómetros.

  Mientras en el sur, el ejército de von Mackensen consiguió ocupar ambas orillas del rio Bug para el 11 de agosto y marcha hacia el norte, con el fin de atrapar a las fuerzas rusas que se retiraban del saliente polaco. Para el 25 de agosto el 12º Ejercito conseguía tomar Brest-Litovsk. 4 días antes, el zar Nicolás había destituido al gran duque Nicolás como comandante en jefe del ejército para ser ocupado por el mismo.

  Durante los días siguientes el avance alemán fue deteniéndose debido a la gran extensión que habían alcanzado sus líneas de suministros. Aun así, para el 19 de septiembre las fuerzas del Káiser ocupaban Vilna.

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La nueva linea del frente. Foto de RedTony.

  El avance de alemanes y austrohúngaros, y la gran retirada rusa habían finalmente acabado. Desde el 2 de mayo, cuando comenzó la ofensiva de Gorlice-Tarnów, los ejércitos rusos no habían parado de replegarse a lo largo de un frente de casi 1000 km, teniendo que replegarse a una nueva línea casi 350 km más al este, que discurría desde Riga en el mar Báltico hasta Ternopil en el sur, cerca de la frontera con Rumania. Rusia había perdido no solo todo el territorio que había ocupado en 1914, sino que perdía también el territorio que ocupaba en Polonia desde hacía 100 años.