SMS Emden: Un Corsario en la Primera Guerra Mundial

  Aunque los corsarios que atacaban y saqueaban buques y rutas comerciales pueden parecer más propios de los siglos XVII y XVIII, durante la Primera Guerra Mundial varios buques de la flota imperial alemana se ganaron el título de corsarios. Entre ellos, uno de los más famosos fue el SMS Emden.

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SMS Emden. Bundesarchiv, DVM 10 Bild-23-61-13 / CC-BY-SA

  Este buque era un crucero ligero alemán de la clase explorador. Fue botado en 1908, dentro del plan del Káiser Guillermo para construir una flota capaz de rivalizar con la británica. Tenía unos 118 m de eslora y 5 m de calado; desplazaba más de 3000 toneladas y estaba armado con 10 cañones de tiro rápido de 105 mm, 8 cañones de 58 mm y 2 tubos lanza torpedos. Podía alcanzar una velocidad máxima de 24 nudos gracias a sus 12 calderas. Aunque no era un buque especialmente temible, su importancia radicaba en su potente aparato de telegrafía sin hilos, el cual le permitía interceptar las comunicaciones de los buques enemigos y localizar su posición.

  Dos años después de su botadura, en 1910, fue destinado al puerto alemán de Tsingtao, protectorado alemán en China y principal base de las colonias asiáticas alemanas. En dicho puerto se encontraba anclada la flota del vicealmirante von Spee, a la que se unió el Emden. Al mando del buque se encontraba el capitán Karl von Müller, al frente de una tripulación de 360 hombres.

Corsario en el Índico.

  El 20 de junio de 1914 la flota de Spee recibe órdenes de partir de Tsingtao para llevar a cabo una serie de maniobras en el Pacifico, mientras que el Emden permanece atracado en puerto. El 29 de junio, llegan noticias del asesinato del archiduque Francisco Fernando y todos los buques alemanes pasan a estar en estado de alerta. Una vez estalla la guerra, Spee ordena a sus buques abandonar Tsingtao y dirigirse a las islas Marianas, donde se temía una posible invasión británica. Allí la flota se reúne en la isla de Pagan. La noticia de la entrada de Japón en la guerra junto a los británicos deja a Spee en una situación complicada; este en una clara inferioridad numérica frente a los buques británicos, australianos y japoneses, por lo que decide junto a sus capitanes partir rumbo hacia el Pacifico y las costas de Sudamérica, para luego dirigirse hacia el Atlántico.

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El SMS Emden en Tsingtao. Bundesarchiv, Bild 137-001329 / CC-BY-SA

  Von Müller se reúne con Spee en el SMS Scharnhorst y le solicita permiso para quedarse y actuar como un barco corsario en el Índico y el Pacifico Sur, atacando las rutas comerciales y de abastecimiento de los aliados. Spee dudó, puesto que, aunque consideraba a Müller como un marinero audaz y capaz, el Emden no podría hacer frente a los buques enemigos, siendo un plan suicida. Finalmente aceptó la solicitud y la flota de Spee abandona Pagan. Una vez en alta mar el SMS Scharnhorst izó sus banderas con un mensaje para Müller: “Emden. Destacarse. Buena Suerte.” El Emden viró de rumbo mientras el resto de la flota siguió dirigiéndose al este.

  El 9 de septiembre el Emden avistó a su primera víctima. Se trataba de un barco mercante griego, el Pontoporos. Pese a ser un buque de una nación neutral, el barco transportaba carbón indio perteneciente a Gran Bretaña, por lo que según las leyes del mar Müller lo consideró como una presa legitima. El buque fue capturado y asignado como segundo carbonero junto con el Markomannia, un antiguo barco de pasajeros. A continuación capturó dos buques británicos, cuyas compuertas fueron abiertas para que se hundieron. Todos los prisioneros hechos por von Müller eran llevados en el Markomannia hasta que les liberaba en el primer puerto al que llegaban. Estos relatos ayudaron a crear una imagen de caballerosidad de Müller.

  El 13 de septiembre capturó otros dos buques británicos y pocos días después otros dos barcos italianos. Todas las tripulaciones fueron liberadas. Debido a todas las acciones, y a que seguro que las tripulaciones enemigas liberadas hablarían de las acciones llevadas a cabo por su buque, Müller decidió alejarse de la zona en la que había estado actuando y puso rumbo hacia el continente indio, dirigiéndose al puerto de Madrás.

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Puerto deMadrás tras la incursión del Emden.

  Madrás era un importante enclave en la India, donde se encontraban las instalaciones de la compañía petrolera Burmah Oil Company, y por ello contaba con importantes defensas costeras. Allí llegó el Emden el 22 de septiembre. Amparado por la oscuridad de la noche, Müller consiguió sortear las defensas costeras y abrió fuego sobre el puerto y las instalaciones con sus 10 de cañones de 105 mm. El bombardeo provocó destrucciones y varios incendios, y la muerte de algunos civiles, las primeras bajas mortales que causaba el Emden en la guerra pese a haber apresado numerosos buques.

  La noticia del bombardeo de Madrás llegó al almirantazgo británico, donde se optó por actuar drásticamente ante esta situación. No solo se decidió el envío de buques para acabar con el Emden, sino que también se ordenó a los buques comerciales de la zona del Índico que no levaran anclas, y todos los puertos comerciales debían permanecer cerrados. El Emden había conseguido lo imposible, detener el comercio británico en la India.

A donde no había llegado la guerra.

  Tras el ataque a Madrás Müller sabía que todos los buques aliados del Índico se lanzarían en su busca, por lo que decidió poner rumbo al oeste, hacia el mar de Arabia. En su ruta interceptó y capturo 8 nuevos buques, entre los que se encontraba el Buresk, que sería usado como carbonero mientras el Markomannia debía ir hacia un puerto donde reaprovisionarse.

  El Emden también debía reaprovisionarse, y Müller decidió poner rumbo a la isla Diego García, al sur de la india. El buque entro en el puerto ingles alerta, pero lo que ocurrió a continuación sorprendió a Müller y toda la tripulación; fueron recibidos amistosa y calurosamente, la razón se debía a que en la isla no había ningún tipo de radio, por lo que los habitantes aun no sabían que estaban en guerra con Alemania. Aprovechando la situación Müller y la tripulación reaprovisionaron el barco y pudieron tomarse un breve respiro.

  A mediados de octubre habían capturado 9 buques más, incluyendo algún nuevo carbonero a su convoy y dejando en puerto a todos los marineros capturados, a los que incluso se les había permitido llevar algunas de las pertenencias que llevaban en sus barcos. El 18 de octubre el Emden detuvo a un buque de bandera española, el Fernando Poo. Tras hacer una inspección completa del barco les deja proseguir con su viaje al tratarse de un buque de nación neutral. Durante los días siguientes capturó nuevas embarcaciones británicas.

  Müller decidió dirigirse hacia el puerto de Penang, una importante base naval aliada donde se encontraban fondeados algunos buques de guerra rusos y franceses. Müller sabía que las defensas del puerto y los buques enemigos podrían hundirle fácilmente en un combate directo, por lo que ingenió un plan audaz. Ordenó a sus hombres construir una falsa cuarta chimenea, y que los cañones fueran tapados con grandes cajas de madera para que el barco pasara como un buque comercial británico. El engaño surtió el efecto esperado, y la mañana del 28 de octubre el Emden se internaba tranquilamente en el estrecho canal del puerto. Una vez dentro torpedeo rápidamente a los buques que se encontraban allí, logrando hundir el crucero ruso Zemciug y el torpedero francés Mousquet. Tras destruir algunas instalaciones salió del puerto y puso rumbo tranquilamente hacia el océano abierto.

  Después de esto capturaron algún buque más y para el 1 de noviembre la tripulación se tomó un pequeño respiro para celebrar los tres meses que llevaban en el mar. Durante esos tres meses habían logrado lo que al principio parecía imposible: habían recorrido más de 30.000 millas náuticas capturando y hundiendo un sinfín de buques enemigos, se había internado exitosamente en los puertos de Madrás y Penang y sobretodo había conseguido detener el comercio británico en el Índico.

  Pero tantos éxitos habían llamado la atención, y el almirantazgo británico estaba más que harto. Además, los actos de caballerosidad de Müller estaban consiguiendo que la opinión pública se posicionara de su lado. Se ordenó a más de la mitad de la flota británica en el Índico que peinara toda la zona en busca del Emden y lo hundieran.

Isla de Cocos: un error de cálculo.

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Marineros del Emden desembarcando en Direction Island.

  El próximo objetivo del Emden fue la base de comunicaciones de Direction Island, en la Isla de Cocos. Esta base era una terminal donde pasaban los cables submarinos que comunicaban con Australia, por lo que su importancia era vital. Al llegar a la isla, Müller destino un grupo de 50 hombres para que desembarcaran y destrozaran los cables. Pero antes de que pudieran hacerlo, los telegrafistas de la base mandaron el siguiente mensaje: “El Emden está aquí”. Los radiotelegrafistas del buque interceptaron el mensaje y también la respuesta que recibieron del crucero australiano Sydney, que ponía rumbo hacia la isla. Los radiotelegrafistas del Emden llevaban interceptando mensajes y calculando la posición de los barcos enemigos durante todo este tiempo, permitiendo siempre que el Emden pudiera escapar a tiempo y no sufriera ningún ataque, pero en esta ocasión cometieron un error de cálculo con la distancia a la que se encontraba el Sydney, que en realidad estaba más cerca. Müller, pensando que tenía tiempo suficiente, ordenó a sus hombres proseguir con la labor de destruir los cables.

  Mientras se procedía con la labor de los cables, los vigías del buque distinguieron una columna de humo que se dirigía hacia ellos; era el Sydney. Müller sabía que su buque no era rival para el crucero australiano, con un casco reforzado, más rápido y con cañones de 150 mm, pero también era consciente de que no tendrían tiempo de escapar. Dejando a los 50 hombres desembarcados en tierra, Müller ordenó cortar las amarras y plantar cara al Sydney.

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El HMAS Sydney.

  A las 09:40 el Emden abrió fuego sobre el Sídney, logrando algunos impactos y destruyendo su sistema de dirección de fuego. Tras estos primeros envites, el Sydney opto por retrasarse, lejos del alcance de los cañones del Emden, y abrir fuego con sus cañones de 150 mm, de mucho mayor alcance. A partir de entonces la batalla se convirtió en un tiro al blanco para el Sydney, que fue silenciando uno a uno los cañones del Emden. A las 11:15 un disparo impactó en la sala de calderas. Müller, consciente de la situación, ordenó poner rumbo hacia un arrecife y embarrancar el barco, después de haber perdido 134 hombres.

  El Sydney partió en busca del Buresk. Su capitán al mando, consciente del final del Emden, ordenó a sus hombres abandonar el barco y hacer estallar una serie de cargas para hundirlo. Tras recuperar a los marineros, el Sydney regresó para apresar a la tripulación del Emden. Winston Churchill y todo el almirantazgo habían aprobado en informar que se debía permitir al capitán Müller y sus oficiales conservar sus sables como premio a su coraje y su caballerosidad.

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El SMS Emden tras ser encallado.

  Mientras tanto, los marineros que habían desembarcado para destruir los cables al mando del segundo Helmuth von Mücke, habían ido hacia el otro lado de la isla donde tomaron una goleta de madera y se hicieron a la mar, rumbo a las Indias Orientales Neerlandesas (actual Indonesia), donde tras contactar con el cónsul alemán embarcaron hacia el Mar Rojo, donde desembarcaron. Desde ahí fueron por tierra hasta Constantinopla, desde donde serian trasladados a Alemania, donde fueron recibidos como héroes.

  Müller y sus hombres fueron internados en un campo de prisioneros en la isla de Malta. Después, el capitán sería llevado a Inglaterra y tras la guerra regresó a Alemania, donde se le concedió la Medalla al Mérito. Murió a causa de la malaria en 1923.