El Atentado de Sarajevo: Los Primeros Disparos de la Gran Guerra

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Atentado de Sarajevo.

 

  Tal día como hoy, hace 100 años, sonaban en Sarajevo los primeros disparos de la Primera Guerra Mundial, cuando el estudiante serbio-bosnio, Gavrilo Princip, acababa con la vida del heredero al trono de Austria-Hungría, el archiduque Francisco Fernando y de su esposa, la condesa Sofía Chotek, el 28 de junio de 1914.

  El atentado, como acertadamente suele decirse, fue la chispa, el detonante, que finalmente acabaría por prender la mecha de la Primera Guerra Mundial, la cual estuvo a punto de estallar en diversas ocasiones antes de 1914, lo que demuestra la situación que se vivía en Europa en los primeros años del siglo XX. Por poner un par de ejemplos, podemos destacar la Crisis de Tánger o primera Crisis Marroquí, que aconteció en 1905 sobre el estatus colonial de Marruecos que se disputaban Francia y Alemania; o la crisis de los Balcanes, ocurridos en 1912 y 1913 con las dos guerras balcánicas.

  Algunos historiadores e investigadores consideran el atentado de Sarajevo como fundamental en el estallido de la guerra, pero algunos llegan más lejos al considerar que de no haberse cometido el atentado o si este no hubiera tenido éxito la guerra podría haberse evitado. En realidad, aunque la guerra quizás no hubiera estallado en el verano de 1914, lo cierto es que tarde o temprano, alguna otra chispa hubiera encendido la mecha de la guerra.

  Queda claro pues, el papel fundamental que jugó el atentado pero, ¿Cuáles fueron las causas que condujeron al atentado?

  Ya lo había dicho Otto von Bismarck a finales del siglo XIX, “Si alguna vez hay otra guerra en Europa, será resultado de alguna maldita estupidez en los Balcanes.” Esta frase profética, a la altura del propio Nostradamus, tenía su razón de ser. Desde la segunda mitad del siglo XIX, el declive del antaño poderoso Imperio Otomano había dejado un vacío de poder en la zona de los Balcanes, donde surgieron nuevos estados. Tres principados del antiguo imperio fueron reconocidos independientes con el Tratado de Berlín de 1878, firmado durante el Congreso de Berlín. Estos tres principados acabaron convirtiéndose en tres reinos independientes, el de Serbia, Rumania y Montenegro. Unos años más tarde que el resto, se sumaría la independencia de Bulgaria.

  Las grandes potencias europeas, especialmente Austria-Hungría y el Imperio Ruso, no querían dejar pasar la oportunidad de ampliar su poder e influencia en los Balcanes. Tras la proclamación de la independencia búlgara en 1908, el imperio austrohúngaro declaró inmediatamente la anexión de Bosnia, lo cual contravenía los decretos del Tratado de Berlín, y ante lo que se oponían totalmente tanto Serbia como el Imperio Ruso, lo cual derivó en la conocida como Crisis de Bosnia. Finalmente el tratado fue modificado y la crisis solucionada, tras más de medio año de negociaciones diplomáticas y movilizaciones de tropas. Aunque el asunto quedó zanjado, las relaciones diplomáticas entre Austria-Hungría, Serbia y el Imperio Ruso quedarían seriamente dañadas.

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Los Balcanes en 1912-1913.

  Apenas tres años después estallarían las llamadas Guerras de los Balcanes. La primera de estas guerras se libró entre la denominada como Liga de los Balcanes, formada por Serbia, Montenegro, Bulgaria y Grecia, contra el Imperio Otomano. El objetivo de la guerra era la de expulsar a los otomanos de las posiciones que aún mantenían en el continente y repartirse el territorio entre los integrantes de la liga. La guerra fue un éxito, y en pocas semanas los otomanos perdieron grandes extensiones de terreno. Ante esta situación, a comienzos de 1913 las principales potencias extranjeras decidieron intervenir para repartir y asignar los territorios conquistados en el Tratado de Londres. El reparto se realizó sin tener en cuenta las divisiones territoriales, culturales y religiosas, lo cual creó un gran malestar en los Balcanes que acabaría desembocando en la Segunda Guerra de los Balcanes en el verano de 1913. Bulgaria se enfrentó a sus antiguos aliados, especialmente Serbia y Grecia, siendo estrepitosamente derrotada y perdiendo un buen número de territorios. Pero lo peor para Bulgaria fue la pérdida del apoyo del Imperio Ruso, quien desde ese momento apoyó los intereses de Serbia.

  Esto demuestra la situación de inestabilidad que existía en la zona de los Balcanes. Serbia pasó a convertirse en uno de los actores principales de la situación. Desde su independencia, los serbios soñaban con la creación de un gran estado, la Gran Serbia, que aglutinara a todos los pueblos eslavos del sur que hasta entonces habían estado bajo dominio turco, Yugoslavia. La anexión de Bosnia por parte de Austria-Hungría cayó como un jarro de agua fría sobre las expectativas serbias.

Los movimientos serbios.

  Durante la primera década del siglo XX y en los años inmediatamente anteriores al estallido de la guerra, comenzaron a aparecer en serbia numerosos grupos y organizaciones fuertemente nacionalistas, cuyo fin principal era el de conseguir la creación del gran estado serbio, aunque tuviera que ser a través del terrorismo o de golpes de estado. Esto no era algo nuevo en Serbia, ya en 1903 se había producido un golpe de estado que acabó con la vida del soberano Alejandro I de Serbia y su esposa Draga Masin.

  Este golpe de estado tuvo un efecto crucial a posteriori, puesto que, aunque no hubo un cambio en la forma de gobernar, ya que el monarca asesinado fue sucedido por Pedro I, si marcó un cambio importante en las relaciones exteriores serbias, aumentando la hostilidad con Austria-Hungría, de la que redujo su dependencia económica, y acercándose diplomáticamente al imperio Ruso.

  Más adelante aparecieron nuevos grupos nacionalistas, como por ejemplo Joven Bosnia, donde Gavrilo Princip comenzó a militar cuando era estudiante en la ciudad de Belgrado. Este grupo, posteriormente entraría a formar parte de la organización Unificación o Muerte, más conocido como Mano Negra. Esta organización estaba formada y liderada por Dragutin Dimitrijević, un coronel serbio que fue uno de los implicados en el golpe de estado de 1903. El sueño de este grupo y de su líder era el de la unificación de todos los eslavos del sur bajo un solo país. Para ellos, uno de sus grandes rivales era el imperio austrohúngaro, donde residían un gran número de eslavos, especialmente tras su anexión de Bosnia.

El Atentado

  Durante los años anteriores al atentado de Sarajevo, hubo un gran número de intentos de asesinato sobre diversas autoridades del imperio austrohúngaro perpetrados por ciudadanos serbios, especialmente en zonas de Bosnia y Croacia; como por ejemplo el intento fallido de asesinar al general Marijan Veresanin en 1910 por un joven serbio, Bogdan Zerajic, el cual se suicidó tras fracasar en su cometido.

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Gavrilo Princip.

  Fue durante estos años de inestabilidad y auge del nacionalismo en los que creció el joven Gavrilo Princip, nacido en Bosnia en 1894. En el año 1912 se mudó a estudiar a Belgrado, ciudad en la que en aquellos momentos el fervor nacionalista estaba en pleno auge. Allí se vinculó con el grupo Joven Bosnia, subordinado a Mano Negra. Se dice que en Belgrado, Gavrilo acudía en diversas ocasiones a depositar flores en la tumba de Zerajic.

  Los dirigentes del grupo Mano Negra, entre los que se contaban numerosos miembros del ejército serbio, así como algunos personajes importantes del país, deseaba asestar un duro golpe contra el imperio austrohúngaro, y fue el propio imperio quien se lo puso en bandeja. A finales de 1913, el emperador Francisco José I, ordenó a su sobrino, el archiduque Francisco Fernando, heredero al trono, que acudiera a dirigir las maniobras militares que el ejército realizaría en Bosnia en el verano de 1914. Tras acudir a las maniobras, se esperaba que el archiduque visitara Sarajevo. Mano Negra vio su gran oportunidad.

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Archiduque Francisco Fernando.

  Numerosos altos cargos del gobierno y del ejército austrohúngaro desaconsejaron la visita a Sarajevo, al considerarla peligrosa por cómo estaban los ánimos de los serbiobosnios. A sabiendas de su visita, el grupo Mano Negra comenzó a actuar, y envió a varios de sus miembros a Sarajevo, los cuales tuvieron que atravesar las fronteras de diversas maneras para no alertar a las autoridades austrohúngaras. Entre ellos, se encontraba Gavrilo Princip.

  El archiduque Francisco Fernando y su esposa, Sofía Chotek, llegaron a Sarajevo el 27 de junio, albergándose en el hotel Austria, a las afueras de la ciudad. Se dice que ese mismo día por la noche acudieron a visitar el bazar otomano, donde coincidieron con el propio Gavrilo Princip.

  El atentado estaba fijado para el próximo día. Los terroristas sabían que el archiduque tenía planeada una recepción con el gobernador de la región, Oskar Potiorek, y acudirían a visitar varios puntos de la ciudad. La comitiva la formaban un total de 6 vehículos. En el tercer coche, viajaban el archiduque, su esposa y el gobernador Potiorek. A sabiendas del recorrido, el cual había sido publicado en la prensa y se sabía que acababa en el ayuntamiento, el grupo de terroristas, un total de 6, se apostaron en diversas partes del recorrido, armados con pistolas y bombas caseras. También tenían capsulas de cianuro, para ingerir antes de ser detenidos.

  Tras una primera visita a un cuartel general, la comitiva del archiduque continuó por la avenida Appel, contigua al rio Miljacka. Fue en esta avenida donde se apostaron los conspiradores.

  El primero con el que se topó la comitiva fue Mehmed Mehmedbasic, quien llevaba una bomba en el bolsillo, pero cuando consiguió sacarla la comitiva imperial ya había pasado. En el segundo punto estaba el joven Vaso Cubrilovic, que no se atrevió a actuar. El tercero fue Nedelko Cabrijnovic, quien lanzó una bomba sobre el vehículo del archiduque, la cual rebotó sobre la capota y cayó hacia la calle, donde hizo explosión hiriendo a un gran número de personas. Tras la explosión, la comitiva aceleró el paso hacia el ayuntamiento. Cabrijnovic intentó suicidarse ingiriendo el cianuro y saltando al lecho del rio, pero no tuvo suerte y fue linchado por la multitud.

  Al llegar al ayuntamiento, el archiduque manifestó su malestar al alcalde, «Sr. Alcalde, vine aquí de visita y lanzan bombas a mi coche. ¡Es indignante!«. Cuando lo normal hubiera sido abandonar la ciudad, el archiduque decidió hacer una última visita al hospital, para ver a los heridos por la bomba, quizás como un signo de humildad y cercanía hacia sus súbditos. La comitiva salió del ayuntamiento realizando el camino inverso al que habían realizado antes.

  En esos momentos, el resto de conspiradores estaban regresando cabizbajos por no haber cumplido su misión. Entre ellos estaba Princip, que había continuado por la avenida Appel para luego tomar un desvío hacia la derecha. Quiso la fortuna que se detuviera allí en una tienda, en el preciso momento en el que el coche del archiduque se dirigía a toda velocidad hacia el hospital y giraba por esa misma callejuela. El gobernador ordenó al chofer que se detuviera y diera marcha atrás para regresar a la avenida Appel. Seguramente Princip no pudo creer lo que estaba viendo, tenía frente a él, detenido, el coche del archiduque. No lo dudó un momento, avanzó hacia el coche y sacó su pistola, con la que realizó dos disparos. Uno de ellos atravesó el cuello del archiduque, atravesando la yugular, y la segunda impactó contra el abdomen de la condesa.

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Momento de la detención de Gavrilo Princip.

  Gravemente heridos, ambos fueron rápidamente conducidos a la residencia del gobernador para ser atendidos, pero murieron poco antes de las 11 de la mañana del 28 de junio de 1914. Gavrilo Princip y el resto de conspiradores fueron capturados y juzgados. Durante los años siguientes muchos otros conspiradores serian capturados, hasta un total de 17. Algunos de ellos fueron condenados a la horca, la gran mayoría fueron condenados a penas de cárcel. Princip fue condenado a 20 años de cárcel, aunque nunca volvería a ser libre, murió en la cárcel de Terezín el 28 de abril de 1918, enfermo de tuberculosis.

  Tras el atentado, comenzaron a entrar en juego las alianzas europeas. Después de diversos ultimátum a Serbia por parte de Austria-Hungría para aceptar sus condiciones, y las negativas serbias, la guerra estalló justo un mes después del atentado.

Bibliografía recomendada:

  • Hastings, Max: 1914, El año de la catástrofe. Crítica, Madrid, 2013.
  • MacMillan, Margaret: 1914: De la paz a la guerra. Turner, Madrid, 2013.
  • Renouvin, Pierre: La crisis europea y la Iº Guerra Mundial (1904-1918). Akal, Madrid, 1990.
  • Romero, Eladio: 1914. El atentado de Sarajevo. Laertes, Barcelona, 2011.
  • Tuchman, Barbara W.: Los cañones de agosto: treinta y un días de 1914 que cambiaron la faz del mundo. RBA Libros, Barcelona, 2012.

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