Verdún III: La Última Paloma

  A comienzos de abril de 1916 la situación de franceses y alemanes en el frente de Verdún comenzaba a ser desesperante. Los franceses estaban al límite de sus fuerzas, llevaban semanas soportando los rigores del frio, de la artillería alemana, y de los constantes ataques de su infantería. Pero la situación de los alemanes no era en absoluto mejor. Tras detenerse la ofensiva en la orilla izquierda del Mosa, se hizo patente para algunos mandos que sus hombres necesitaban un descanso. Al aumento considerable del número de bajas alemanas, se unía el hecho de que muchos de los soldados no habían tenido apenas un descanso desde que la batalla comenzó el 21 de febrero.

  Tras la caída del pueblo de Douaumont, cerca del fuerte del mismo nombre, el 2 de marzo, las acciones en la orilla derecha del Mosa habían disminuido, pasando los alemanes a centrarse en los ataques sobre la orilla oeste con las miras puestas en las colinas de Mort Homme y la cota 304. Para el 9 de abril planean un nuevo ataque a ambas orillas del Mosa. Pero tras un intenso bombardeo y una serie de ataques y contraataques, al día siguiente las líneas de uno y otro bando no cambiaron en absoluto, a pesar de un coste terrible en vidas.

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Posiciones alemanas el 31 de marzo.

  La situación de los mandos de ambos bandos pendía de un hilo. El propio príncipe heredero instaba encarecidamente a Falkenhayn de que detuviera de inmediato la ofensiva, y el propio Falkenhayn dudaba de hacerlo, el coste era terrible, pero su reputación estaba en juego. El único que se mostraba resuelto a continuar con la ofensiva era el general von Knobelsdorf. Nuevas divisiones de la reserva alemana fueron enviadas al frente de Verdún a finales de abril. Por su parte Pétain escribió a sus soldados “Estamos impidiendo los ataques de los alemanes en todos los frentes. ¡Animo, los derrotaremos!”. Joffre se encontraba preocupado por la creciente popularidad de Pétain, que no paraba de solicitar hombres y material para Verdún, disminuyendo el número de soldados franceses que se podrían usar en la ofensiva del Somme. Finalmente, el 1 de mayo Joffre decide sustituir a Pétain, pero para no intranquilizar a la opinión publica le nombra como comandante en jefe del Grupo de Ejércitos y destina a Verdún al general Robert Nivelle (que en 1917 conduciría al ejercito francés al borde del motín).

La Tercera Fase

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General Robert Nivelle.

  Con la llegada de refuerzos los mandos alemanes planean una nueva ofensiva sobre Verdún. Creen que pueden conseguir la victoria atacando sobre la orilla izquierda del Mosa, y llevaran a cabo una serie de asaltos durante todo el mes de mayo, con el objetivo principal sobre Mort Homme. El culmen de estos ataques se produciría el 20 de mayo, cuando la artillería alemana descargó un auténtico infierno de proyectiles sobre la colina, durante 6 horas unos 20 proyectiles al minuto impactaron sobre las posiciones francesas.

  Por su parte Nivelle pretendió comenzar su mandato en Verdún con una acción que fuera digna de reconocimiento. Ordenó a uno de sus generales, Charles Mangin que preparase un asalto para retomar Fort Douaumont, que había caído en manos alemanas durante los primeros días de la batalla en febrero. Como preparación se lanzaron mil toneladas diarias de proyectiles sobre el fuerte, donde se encontraba una guarnición de 2000 alemanes, destruyendo completamente la estructura del fuerte, pero sin causar graves consecuencias a las líneas de defensa alemana. El 22 de mayo, a las 11:50, Mangin ordenó el asalto de la infantería de la 5ª división, en un frente de poco más de un kilómetro de ancho. Durante los 4 días siguientes los franceses asaltaron constantemente las posiciones alemanas en torno al fuerte sin conseguir abrir brecha. De los 12.000 poilu que comenzaron el ataque casi 5000 habían muerto.

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General Charles Mangin.

  Como respuesta a este ataque, el alto mando alemán decide olvidarse de la orilla izquierda del Mosa y volver a centrarse en el lado oriental del rio. El 31 de mayo lanzan un nuevo ataque que rompe las líneas francesas y llegan hasta Fort Vaux, uno de los fuertes menores del anillo defensivo. Los alemanes ya habían intentado tomarlo en el mes de marzo, pero ahora se encontraban en una mejor situación al haber ocupado las posiciones alrededor del fuerte, formando un semicírculo al este y norte, y sobre todo están decididos a tomarlo de una vez por todas.

Fort Vaux

  En la noche del 1 al 2 de junio 30 piezas de artillería comienzan a bombardear el fuerte y las defensas que lo rodean incesantemente. A las 4:00 horas los hombres de la 50ª división de infantería se lanzaron sobre las posiciones del foso que rodeaba el fuerte, que habían recibido un duro castigo de la artillería. Tras una serie de duros enfrentamientos por destruir los blocaos que cubrían el foso, los alemanes consiguen situarse sobre la parte superior del fuerte y ocupar el foso en su totalidad. Los soldados franceses del interior del fuerte habían quedado cercados.

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Fotografía del fuerte en marzo de 1916.

  En el interior del fuerte la defensa estaba dirigida por el comandante Sylvain-Eugène Raynal. Este tenía una guarnición de 500 hombres, a pesar de que la capacidad del fuerte era para poco más de 150. Tras la caída del foso exterior Raynal perdió todo contacto con el exterior, pero aun así mantenía la confianza de defender su posición hasta que fueran rescatados por un ataque francés que expulsara a los atacantes alemanes. Se tomaron diversas medidas para defender su posición: cada pasillo fue convertido en una barricada, y el agua fue racionada, pues las cisternas del fuerte no tenían capacidad para suministrar a 500 hombres durante muchos días.

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El comandante Raynal.

  El ataque que esperaba Raynal se produjo el 3 de junio, por parte de unidades del III Cuerpo, pero sus preparativos habían sido observados por los soldados alemanes y estos habían puesto sobre aviso a su artillería. Cuando se lanzó el ataque los cañones frenaron en seco el ataque. Los alemanes siguieron presionando para conseguir entrar en el fuerte, haciendo uso de granadas de mano y de 6 lanzallamas. El 4 de junio consiguieron abrir una brecha con el uso de esta arma en el corredor oriental. Para evitar morir asfixiados Raynal ordenó retirar los sacos que cubrían las ventanas, provocando una corriente de aire que hace cambiar las llamas de dirección y volverse contra los alemanes. Por el momento estos fueron repelidos, pero la situación de los defensores era muy preocupante. El día anterior habían informado a Raynal que el agua de la cisterna se había reducido drásticamente, por lo que se redujo aún más el racionamiento, pero el mismo día 4 el oficial al mando de la cisterna le informó de que esta se había vaciado completamente.

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Fotografía aérea del fuerte.

  Las comunicaciones con el exterior eran prácticamente nulas, salvo mensajes ópticos para comunicarse con el fuerte de Souville o algunos valientes mensajeros que se aventuraban por las noches a través de las posiciones alemanas. Raynal se vio obligado a hacer uso de las 6 palomas mensajeras que tenían en el fuerte. La última de ellas fue enviada el 4 de junio con el siguiente mensaje: “Todavía resistimos, pero sufrimos un ataque por gases y humos muy peligroso. Es urgente que nos saquen de aquí. Hagan dadnos enseguida una comunicación óptica desde Souville, que no contesta a nuestras llamadas. Esta es nuestra última paloma”.

  Milagrosamente la paloma consiguió llegar hasta el palomar situado en la ciudadela de Verdún y entrego su mensaje. Recibió un anillo de la Legión de Honor, pero murió poco después a causa de los gases. Hoy, se encuentra una placa conmemorativa en el fuerte Vaux, dedicada a esta y a todas las palomas mensajeras que murieron en la guerra.

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Posición artillera de Fort Vaux.

  El 5 de junio se vuelve a realizar una intentona para romper las líneas alemanas y socorrer a los sitiados, pero de nuevo la artillería alemana frena el ataque. En el interior del fuerte los alemanes avanzan poco a poco y ocupan las letrinas, por lo cual los soldados franceses se ven obligados a hacer sus necesidades en cualquier parte, y la falta de agua hace que los soldados laman la humedad de las rocas o que incluso llegan a beberse su propia orina. Ante la terrible situación, y sabedor de que no llegaría ayuda del exterior, Raynal decide el 7 de junio rendir el fuerte, junto con los 250 soldados supervivientes del interior. Maravillado por la tenacidad de los defensores, el príncipe heredero ordenó a sus tropas que presentaran armas ante Raynal y sus soldados cuando salieron del fuerte.

Los últimos empujes.

  Tras la caída los alemanes usaron el fuerte como centro de operaciones de ese sector. Durante los días siguientes lanzaron nuevos ataques para tomar el fuerte de Souville. Algunos soldados consiguieron colocarse en la parte de arriba del fuerte, desde donde podían observar la ciudadela de Verdún, pero no consiguieron tomar el fuerte.

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Máximo avance del ejército alemán.

  El 20 de junio los alemanes hicieron uso de una nueva granada de gas de fosgeno, y lograron realizar pequeños avances, especialmente en dirección al fuerte de Thiaumont, consiguiendo ocupar la localidad de Fleury. Pero a finales de junio el envite alemán perdió todo su impulso, debido a las grandes bajas que habían sufrido y al comienzo del ataque británico en el Somme, que obligará a los alemanes a enviar allí a sus unidades de reserva.

  A partir del 25 de junio todos los avances alemanes en el sector se detuvieron, a partir de entonces serían los franceses los que llevarían la iniciativa en Verdún, lo que les llevaría durante los meses de otoño a recuperar prácticamente todo el terreno perdido ante los alemanes.

Bibliografía:

  • Desperta Ferro Contemporanea Nº 13,  «Verdún, 1916». Desperta Ferro Ediciones, Madrid 2015.  ISSN 2340-8820.
  • Jankowski, Paul: Verdún 1916: Cronica de la batalla más celebre de la Primera Guerra Mundial.
  • Livesey, Anthony: Grandes Batallas de la I Guerra Mundial. Editorial Optima, Madrid 1995. ISBN 84-95300-26-5.
  • Parker, Geoffrey: Historia de la guerra. Akal, Madrid, 2010. ISBN 84-460-2560-3.