La Ofensiva de Nivelle I. La Batalla de Arras

  Con la llegada del invierno en diciembre de 1916, se puso fin a otro año de guerra, era el tercer invierno que los soldados pasarían enterrados en las trincheras. Era final a uno de los años más sangrientos, no solo de la guerra, sino de la historia, con dos grandes batallas que habían marcado los combates en el frente occidental, Verdún y el Somme.

  A comienzos de 1917 británicos y franceses seguían buscando su objetivo de romper de una vez por todas el frente alemán. Verdún y el Somme no habían reportado apenas ningún beneficio estratégico a ninguno de los contendientes, a pesar del enorme coste tanto en hombres como en recursos.

  Pero la sangría que se produjo no amedrentó a los mandos británicos y franceses, de hecho, se mostraron aún más resolutos a dar un paso decisivo hacia adelante para derrotar de una vez por todas a Alemania.

Repliegue Alemán.

La nueva Línea Hindenburg, en Bullecourt.

  Por su parte, el alto mando alemán, a cuya cabeza se encontraban Ludendorff e Hindenburg, se mostraba receloso. Sabedores de que los Estados Unidos no tardarían en entrar en guerra, se planteó llevar a cabo una guerra puramente defensiva en el frente occidental. Las enormes pérdidas de soldados producidas en Verdún y el Somme fueron un duro golpe para el ejército del Kaiser, sin hombres en Alemania que pudieran suplir a los soldados caídos, experimentados por otra parte. Tras la batalla del Somme, ambos generales decidieron replegar la línea del frente unos 40 km por detrás de sus posiciones, a una línea más fortificada y más reducida, eliminando el enorme saliente que había entre las localidades de Arras y Soissons. Este repliegue, que se produciría entre febrero y abril, fue denominado Operación Alberich.

  En esta nueva línea, bautizada por los británicos como Línea Hindenburg, los alemanes establecieron nuevos sistemas defensivos. Los hombres ya no se aglutinaban en las trincheras de primera línea, sino que el grueso se mantenía por detrás, lejos del alcance de la artillería enemiga y las ametralladoras se colocaron estratégicamente, protegidos en sólidos fortines de hormigón. Era la denominada como Defensa Elástica. Esta defensa consistía en permitir que el enemigo realizara ganancias territoriales que los obligaran a estirar sus líneas de suministro, para luego enviar a las reservas, colocadas tras la primera línea, cuando el avance del enemigo se viera detenido.

  Británicos y franceses también aprendieron de las sangrías del Somme y Verdún. Durante las fases finales de la batalla del Somme, el uso combinado de los tanques y de las barreras móviles de infantería otorgaron grandes éxitos. La infantería fue equipada con nuevas armas, ametralladoras ligeras, morteros de trinchera, etc., y se pusieron en marcha nuevas técnicas, como lanzar asaltos sobre objetivos concretos, en lugar de buscar la gran ruptura del frente que tanto había anhelado Haig.

General Robert Nivelle.

  Se produjeron cambios también en el alto mando aliado. Joffre fue sido sustituido por Nivelle a finales de 1916. Lloyd George, Primer Ministro del Reino Unido, que había sustituido a Asquith, no se sentía con la superioridad de relevar a Haig, pero tras una serie de maniobras, subordinó a parte de las fuerzas británicas bajo el alto mando francés, a las órdenes de Nivelle.

  Los aliados esperaban lanzar una nueva ofensiva de primavera en ambos frentes, como ya habían previsto lanzar el año anterior, plan que se vio frenado por la ofensiva alemana en Verdún. En esta ocasión los planes aliados se vieron de nuevo truncados por diversos factores: los rusos no anunciaron en febrero que no estaban dispuestos para lanzar un ataque a gran escala en el frente oriental, pese a los avances conseguidos el año anterior durante la ofensiva de Brusilov, el número de bajas había sido considerable. Por otra parte, los planes elaborados para el ataque en el frente occidental se vieron trastocados cuando los alemanes se retiraron a la línea Hindenburg.

  El nuevo comandante en jefe aliado, Nivelle, se vio presionado políticamente para lanzar un ataque en el frente occidental. El primer ministro francés, Aristide Briand, había sido destituido, y el nuevo gobierno tenía muy poca confianza en el general francés.

  La idea de Nivelle era lanzar un ataque con el ejercito francés que se centraría en las posiciones del rio Aisne. Dicho ataque debía ser precedido por un ataque de distracción llevado a cabo por parte de los británicos. Nivelle logró convencer al primer ministro británico de que, si los británicos lanzaban el ataque de distracción al norte del Aisne su ofensiva tendría éxito. Nivelle desbordaba optimismo por todas partes, tras sus éxitos en la fase final en la batalla de Verdún, con la reconquista de las posiciones iniciales francesas. El general francés aseguraba tener la clave para romper definitivamente las líneas alemanas.

Arras.

Posiciones en Arras.

  El plan inicial antes del repliegue alemán consistía en un ataque sobre el saliente alemán, atacando desde el norte con los británicos y con los franceses desde el sur. El retroceso de más de 40 km de los alemanes y la ocupación del nuevo terreno vacío trastocó los planes de los aliados. Ahora Nivelle desarrolló un nuevo plan de ataque, cuyo objetivo sería romper las líneas alemanas en el sector del rio Aisne. La ofensiva debía ser apoyada por un ataque de distracción por parte del ejército británico al norte, en Arras, una semana antes de lanzar el ataque principal del ejército francés. Con esta distracción Nivelle pretendía atraer al mayor número posible de divisiones alemanas hacia el norte, mientras los ejércitos franceses del Grupo de Ejércitos Central y el Grupo de Ejércitos de Reserva se preparaban para lanzar la ofensiva desde el sur, entre las localidades de Soissons y Reims, y atravesar las trincheras alemanes en este sector. Para ello, seguiría la táctica utilizada durante la reconquista de Verdún, avanzar con la infantería cubierta por barreras de artillería móviles.

  Haig, de acuerdo con el plan, dispuso un total de 23 divisiones británicas y canadienses del III Ejército de Allenby para el asalto sobre el sector de Arras, junto a unidades del I y del V Ejército. Su ataque tenía dos objetivos fundamentales, el primero, cumplir con el plan de Nivelle de atraer hacia el norte cuantas divisiones alemanas pudieran, y el segundo, capturar los terrenos elevados de los alemanes que dominaban el terreno llano de Douai. Con esta idea en mente se fijó el principal objetivo del ataque, la conquista de la cresta de Vimy, punto estratégico clave en el flanco izquierdo británico.

Artillería británica en acción en Arras.

  Los bombardeos en el sector comenzaron tempranamente, el 20 de marzo, centrándose de manera esporádica en la cresta de Vimy. El 4 de abril el bombardeo se extendió al resto del sector, que ocupaba un frente de casi 40 km. Se estima que en este bombardeo se lanzaron 2.690.000 proyectiles, un millón más de los utilizados en el Somme. Fue un auténtico tormento para los soldados alemanes.

Ametralladora británica frente a Feuchy.

 Tras haber sido aplazado 24 horas, a petición de los franceses, el asalto se lanzó el 9 de abril a las 05:30. Con un tiempo nublado y borrascosa que entorpeció la labor de los observadores alemanes, británicos y canadienses consiguieron avanzar exitosamente. El principal asalto de ese día se centró al este de Arras por parte de la 12ª división, en el centro. Su objetivo inicial era ocupar las alturas que dominaban la carretera entre Arras y Cambrai. La 3ª división avanzó al sur de dicha carretera, con las miras puestas en la trinchera Monchyriegel, que se extendía entre Wancourt y Feuchy.

  Las divisiones del centro consiguieron grandes éxitos entre el 10 y 11 de abril, con la conquista de Feuchy y la ocupación de la aldea fortificada de Neuville Vitasse por parte de la 56ª división.

Vimy Ridge.

Plan de ataque en Vimy Ridge.

  Pero los mayores éxitos se consiguieron en el flanco izquierdo, donde 4 divisiones canadienses, apoyadas por una división británica, se lanzaron sobre la vital cresta de Vimy. Apoyados por barreras de artillería móvil y unos pocos tanques (la mayoría se quedaron atascados en el barro) los canadienses avanzaron hasta las posiciones alemanas. El 9 de abril consiguieron ocupar una parte de la cota 145, la posición más alta de la cresta. El 10 de abril intentaron ocupar el resto de la colina, pero fueron repelidos por un contraataque alemán. Por suerte para ellos los refuerzos canadienses no cesaban de llegar. Viendo la posición perdida, los alemanes decidieron replegarse. En la noche del 10 de abril los canadienses habían ocupado las principales posiciones en la cresta.

Tanque con soldados canadienses en Vimy.

  El 12 de abril la 4ª división canadiense, que había tenido que retrasar su avance inicial sobre el Pimple el día 9, avanzaron cubiertos por barreras de artillería, y comenzaron a presionar las posiciones de la 16ª división bávara. Tras una serie de contraataques, las brigadas canadienses consiguieron abrir brechas entre las líneas enemigas. Al anochecer de ese día los canadienses completaron la conquista de la cresta de Vimy. Estos éxitos culminarían los avances británicos y canadienses de la batalla. A partir del día 12 el impulso se la ofensiva se vio reducido.

  Ludendorff se mostró muy enfadado con el general Falkenhausen, pues no había llevado a cabo la nueva defensa elástica establecida por el alto mando. En Arras las reservas alemanas fueron colocadas demasiado lejos de la primera línea como para llevar a cabo un contraataque útil los dos primeros días de la ofensiva.

Ametralladora canadiense en la cresta de Vimy.

  Finalmente, la reorganización alemana, y la llegada de las reservas, detuvo los avances aliados, que debían consolidar las posiciones conquistadas. A esto debe sumarse las dificultades de los británicos para transportar suministros al frente debido al barro y la nieve. Se dispusieron batallones de ingenieros para la construcción de caminos.

  Aun así, británicos y canadienses siguieron presionando al este de Arras, debían cumplir con el objetivo principal de atraer a las reservas alemanas para cuando Nivelle lanzara su definitivo ataque el día 16 de abril en el Chemin des Dames.

Bibliografía:

  • Gilbert, Martin: First World War. London, HarperCollins, 1995.
  • Howard, Michael: La Primera Guerra Mundial. Editorial Planeta, Barcelona, 2014.
  • Livesey, Anthony: Grandes Batallas de la I Guerra Mundial. Editorial Optima, Madrid, 1995.
  • Parker, Geoffrey: Historia de la guerra. Akal, Madrid, 2010.

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